martes, 18 de octubre de 2016

Electrohipersensibilidad.

Un ingeniero de telecomunicaciones que trabajaba en Ericsson y sufre electrohipersensibilidad, un síndrome neurológico que se dispara al exponerse a ordenadores, wifis, teléfonos móviles y espacios en general con alta actividad eléctrica y electromagnética, ha logrado que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le reconozca que no puede seguir ejerciendo su profesión sin enfermar y tiene derecho por ello a una prestación por incapacidad. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) se lo negó hace dos años amparándose en la dificultad para probar la existencia de ese síndrome.
“Es la primera incapacidad total que hemos conseguido debida exclusivamente a este síndrome”. El INSS consideraba que era imposible determinar las limitaciones funcionales derivadas de este síndrome de electrosensibilidad basándose en informes de la Organización Mundial de la Salud sobre “la heterogeneidad y vaguedad de sus síntomas”.

“Hablar por el móvil me provocaba acúfenos y dolor de cabeza en menos de un minuto. Pero además del oído enrojecido por el móvil, apenas conseguía dormir, me volví agresivo hasta llegar a provocar accidentes , estaba hundido y mi cerebro cada vez iba más lento. Llegué a olvidar el nombre de amigos de toda la vida. Todo junto aumentó la depresión, la ansiedad...”, explica Ricardo de Francisco, el ingeniero de telecomunicaciones de 47 años a quien todo lo inalámbrico le lleva a un amplio y cada vez más diverso sufrimiento. Al principio pensó que era un problema de salud mental, pero los especialistas se lo descartaron. “Pero mi tiroides se normalizó en cuanto estuve un mes sin trabajar, y lo mismo pasaba con otras partes de mi cuerpo”.

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