sábado, 22 de febrero de 2014

San Pedro que no cague ese perro.

Volvía yo tranquilamente después de dar un paseo por el parque cuando pisé algo blandito y de tamaño contundente que campaba a sus anchas en el centro centrísimo de la acera. Y cuál fue mi sorpresa al descubrir que acababa de ser el  afortunado receptor de «mucha suerte».
Desde aquel día vengo jugando a la lotería por aquello que se dice que pisar mierda da suerte.
Gracias a los dueños de esos benditos perros que dejan tan suculentos regalos, por cada paso que das en un tramo de 300 metros puede haber  dos o tres pasteles esperando a ser pisados por un despistado como lo fui yo.
Gracias al Ayuntamiento por permitirlo. Gracias por permitir que mis nietas jueguen al insólito juego de «sortear las cacas» y se diviertan de veras. Gracias por todos esos días de lluvia en los que te sientes completamente
«suertudo» porque, sin duda, la suerte te va a acompañar a casa en tus suelas. Gracias a mi mujer por preguntarme qué podemos hacer y terminar compartiendo mi alegría. Gracias al civismo y la solidaridad, la higiene y el sentido común que hacen de la calle lo más gratificante que uno pueda encontrar.

 Les invito a todos a darse un paseo si quieren que sus vidas den un vuelco. Nada de estampitas ni amuletos, vengan a pisar toda la fortuna que les podemos ofrecer en mi barrio.