miércoles, 4 de enero de 2023

Una Constitución vulnerable y vulnerada.


 

La ciudadanía de a pie difícilmente se moverá si no tiene a alguien que le abra los ojos, que la dirija de alguna manera y eso se me antoja muy difícil, hoy por hoy en España. Vivimos en una pseudodemocracia o falsa democracia en muchos casos bastante peor que una dictadura, porque manipula, engaña y confunde a la sociedad con las armas del poder, la demagogia y los medios, mucho mejor que la dictadura.

La ciudadanía española está totalmente abandonada por la clase política, verdadera soberana de la Nación y el Estado español, por el propio Rey que se aferra a la Constitución, no por defender a los ciudadanos y la integridad de España sino por su propio interés, y por la justicia que hace aguas porque está totalmente controlada por los partidos mayoritarios. Muchos intereses particulares con mucho peso: partidos políticos que quieren alcanzar el poder para imponer su criterio, y si no lo alcanzan al fin y al cabo dentro de este régimen de partidos se encuentran bastante bien, cobran buenos sueldos y luego les queda una buena jubilación por tanto no tienen ningún problema; el Rey cuya única preocupación es conservar sus privilegios y dinastía, la justicia totalmente controlada por los partidos mayoritarios y los medios de comunicación al servicio del poder del que reciben sus buenas subvenciones.

Esta es la España democrática a la que hemos llegado de la mano del régimen del 78, de la Constitución, y de la ley electoral que tenemos todo hecho a la medida de los partidos políticos y con el Rey como figura decorativa. Dejando al pueblo totalmente al margen de todo sin ningún tipo de control, engañado, manipulado y confundido por los partidos políticos y los medios, sumido en la total ignorancia política, que es en definitiva lo que quieren todos los que tienen intereses particulares para seguir viviendo del Estado (jefe del Estado, ejecutivo, altos cargos de la administración, partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales, etc.) El problema es que como son tantos los que quieren vivir del Estado, o sea del pueblo, sin dar golpe, cada vez queda menos para repartir, de ahí las crisis o peleas entre ellos, que sin duda resolverán quitándonos poco a poco las pocas libertades que tenemos (para que no protestemos) y haciéndonos pagar más impuestos a los trabajadores y a la clase media como están haciendo.

En estas condiciones la ciudadanía difícilmente puede promover algún cambio positivo en las reglas del juego político, las leyes, la economía y en definitiva, la democracia, con solo su voto tutelado y dirigido por los partidos políticos que hoy por hoy no quieren la verdadera democracia en nuestro País. Así es como yo lo veo de mal, por su difícil solución.