sábado, 11 de junio de 2016

Los emigrantes.


Naturalmente, comparto la obviedad de que ser emigrante, por sí sólo, no es delito ni jamás debería serlo; de hecho no creo que lo haya sido nunca y dudo que nadie esté diciendo ahora otra cosa distinta. Por ejemplo, y sin ir más lejos yo fui inmigrante a escala nacional (la diferencia de distancias y fronteras de entonces a ahora ha sido eliminada por los tiempos); y mi padre también (por razones además que se asemejan un poco a las que generan lo denunciado por el Papa; y muchísima más gente, y nadie ha sido nunca catalogado de delincuente sólo por eso.
Otra cuestión, que el Papa que entiendo que pronunció la frase no ignora, es por ejemplo que no pueda haber delincuentes (terroristas de la Yihad, por ejemplo, o saqueadores y violadores en el río revuelto del que vienen,....) infiltrados entre esos inmigrantes. O también que los gobernantes de cualquier país afectado y de cualquier signo político, puedan o no permitir (nos podamos permitir todos) una avalancha masiva, permanente y sin restricciones de inmigrantes. Es una desgracia lo que ocurre con toda esa pobre gente, y hay que luchar con todos los medios disponibles para solucionar su situación, principalmente actuando y atacando las causas en sus áreas de origen, priorizando incluso esa lucha y la aportación de las montañas de dinero necesarias, sobre otras cosas a las que habría que (tendríamos todos que) renunciar o aparcar, pese a que muchos, muchísimos de los mismos que se rasgan las vestiduras por el drama inmigrante, clamarían al cielo con absoluta seguridad en el mismo instante en que así lo plantease el gobernante de turno.
Por tanto, con todos los respetos para el Papa Francisco, a mí me parece muy demagógica (por obvia en su literalidad y por el sentido en su intención, culpabilizadora de los países afectados y no de los causantes) dicha por el (llamado, aunque sea de oficio) Santo Padre. Lo mismo que me parece un ejercicio de corrección política un tanto (un "tanto" bastante grande) hipócrita la concesión del premio por parte de los prebostes europeos que se lo conceden, si es que lo hacen sólo por decir cosas como ésa.
A mí me parece más ambicioso y digno de reclamarse "Una Europa en la que no se cargue de cadenas a nadie por decir o sacar a la luz la verdad" (por ejemplo). A mi modesto entender, eso sí que jamás debería ser delictivo en pleno siglo XXI y en nuestro supuestamente civilizado Occidente, por muy molesta que sea esa verdad y por poderosos e "incuestionables" que sean los personajes o instituciones aludidos o afectados por la divulgación de esa verdad. Y lo cierto es que el cabeza visible de la Iglesia y responsable por tanto de ella tiene cargado de cadenas a alguien con esos motivos. Pero de eso, nadie dice nada; corrección política, una vez más:
Pero bueno, a lo mejor es que "mi Reino (no ninguno que me pertenezca, claro, sino aquél al que creo o intento pertenecer) no es de este mundo" y no veo las cosas "debida y político-correctamente" claras.