martes, 16 de diciembre de 2008

Yo es que voy más allá .

Yo es que voy más allá sobre los jueces. Ellos administran y deciden sobre nuestra vida y hacienda, desde el poder judicial, lo mismo que nuestros representantes políticos lo hacen desde el poder legislativo y el poder ejecutivo.

No estoy de acuerdo con que los jueces tengan el puesto a perpetuidad. ¿Te imaginas a Estivill o a Ferrín Calamita -incluso a Garzón, por qué no- haciendo de las suyas hasta el fin de sus días? Tampoco me gusta que los jueces sean elegidos por los partidos políticos en base a "equilibrios" ideológicos, lo que convierte a los tribunales de alto rango en apéndices de la matemática parlamentaria, con las correspondientes facciones (jueces "conservadores" y jueces "progresistas").

Mi visión, así, a groso modo, es que los jueces deberían ser elegidos directamente por los ciudadanos, como eligen a sus alcaldes, por períodos de ejercicio limitados en el tiempo y la posibilidad de ser sucesivamente reelegidos (si se portan bien, a juicio de los votantes). Para los tribunales de primera instancia la cosa sería evidente (se hace algo así en los EEUU) y para los tribunales superiores habría que arbitrar algún método de elección indirecta.

Lo de que las leyes las elaboren los jueces... no sé. Podría estar de acuerdo, en cierto modo, con esta novedosa visión siempre y cuando esos jueces no fueran elegidos de por vida (eso de los poderes eternos me da escalofríos) sino por períodos con fecha de caducidad. Recordemos aquello de que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Comprendo que todo esto es muy opinable, pero para eso están las opiniones...