miércoles, 31 de julio de 2019

La salud.

Como ya vamos siendo mayorcitos, de vez en cuando nos enteramos o nos llegan noticias de personas de nuestras edades, familiares, amigos o antiguos compañeros de trabajo, de que lo están pasando mal por alguna enfermedad o incluso han muerto; estas noticias son cada vez más frecuentes en la medida en que nos vamos haciendo mayores, más viejos, por eso, se me ha ocurrido hacer una pequeña reflexión sobre el tema de la salud, parte fundamental de nuestra vida, pues si nos falta la salud nos falta lo esencial para seguir viviendo, pensando y evolucionando como seres humanos. Por tanto, pienso que deberíamos de hacer todo lo que esté en nuestras manos para conservar la mucha o poca que todavía tenemos. Esto que parece de sentido común y que todos deseamos y queremos, por la cuenta que nos tiene, en realidad creo que hacemos muy poco por ello.
No se trata de desprestigiar o despreciar la labor de los médicos; a veces o en muchas ocasiones nos resultan enteramente necesarios para ayudarnos a solventar algún tipo de dolencia. Pero pienso que no debemos inhibirnos del problema. El tema de la salud más que de los médicos, las compañías de seguros o la seguridad social, es particularmente nuestro, es nuestra propia vida la que está en juego y por eso estamos obligados a hacer todo lo posible para preservar la salud, antes de caer enfermos.
Soy de los que piensan que tenemos que asumir el control de nuestra salud o enfermedad, aunque esto suponga o represente una amenaza intelectual para los médicos y un sacrificio, que merece la pena, para nosotros mismos. Debemos tener claro que la pérdida de memoria, la desorientación, la confusión, el cáncer y todo tipo de enfermedades no son partes inevitables del envejecimiento, sino problemas asociados a factores como la alimentación, el medio ambiente y el estilo de vida que tenemos. Y por tanto una de las herramientas más poderosas que tenemos para combatir todo tipo de enfermedad que padecemos o podemos padecer son los alimentos que están a nuestro alcance y que además podemos controlar.
Siempre se ha dicho que es mejor prevenir que curar, con la prevención podemos impedir el mal de antemano; con el diagnostico, aunque sea precoz, o algún tipo de tratamiento médico, difícilmente podemos eliminar cualquier enfermedad crónica o el cáncer si antes no suprimimos el origen, la causa de esta, que principalmente se encuentra en los alimentos que ingerimos y en la suciedad interna (grasas, toxinas, venenos y medicamentos) acumulados en nuestro organismo a lo largo del tiempo. No se puede curar la enfermedad con ningún medicamento, si primero no limpiamos internamente nuestro cuerpo y paramos la ingestión de los alimentos que la están produciendo. Ósea tenemos que limpiar algunos de los órganos de nuestro cuerpo como los intestinos, el hígado, los riñones y los pulmones. Y por supuesto dejar de ingerir alimentos tóxicos, y en muchos casos comer menos.
Partiendo de algunas premisas como las siguientes
“El ser humano, como toda planta y organismo viviente madura y debe su existencia a la comida”
“La salud de las personas o su enfermedad sea del tipo que sea, son directamente resultantes de la ingesta de alimentos”
“La enfermedad es la inmundicia interna adquirida durante todas las edades por los alimentos equivocados y por el exceso en muchos casos de estos”
Las enfermedades crónicas y degenerativas se presentan como consecuencia de patologías funcionales descuidadas durante mucho tiempo, como problemas digestivos o urinarios, infecciones repetidas, etc. Estos problemas funcionales están ligados, por una parte, a un mal equilibrio alimentario, exceso de comida, de calorías y a una desnaturalización de los alimentos que comemos.
Después de leer varios libros y artículos sobre este tema, por la cuenta que me tiene, he llegado a la conclusión de que, para prevenir cualquier enfermedad es necesario limpiar y no ensuciar (nuestro organismo). Y la dieta más saludable para esto está basada en las frutas, verduras, legumbres, y frutos secos. Aparte de combinar bien los alimentos y no comer en exceso.