miércoles, 14 de septiembre de 2016

Un niño frente a la homofobia y la intolerancia.


La foto se tomó el sábado, 10 de septiembre, en la localidad mejicana de Celaya, donde se llevaba a cabo una manifestación (como en otras ciudades del país) en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, convocada por el “Frente Nacional por la Familia” (suena mucho esa denominación o similar, ¿verdad?). Muestra a un niño de 12 años, plantado de pie, en el centro de la calzada, y con los brazos abiertos, en actitud de querer detener la marcha de los manifestantes.
La imagen, que está dando la vuelta al mundo, fue captada por el fotógrafo Manuel Rodríguez, del periódico local “Al momento Celaya”, que estaba situado, junto con otros colegas de los medios de comunicación, en un puente sobre la avenida por donde discurría la manifestación. Según declaró el propio fotógrafo, vio como el niño, que se llama César, corrió desde el lateral de la avenida y se plantó en el centro de la calle, haciendo señales y dando gritos a los manifestantes para que se detuvieran. Inmediatamente, los miembros del servicio de seguridad, lo retiraron de allí.
El niño siguió deambulando por las inmediaciones del lugar y el fotógrafo decidió ir a su encuentro para preguntarle por qué había hecho eso. La respuesta del niño fue:
“Mi tío es gay; no me gusta que lo odien, y yo estoy viendo y oyendo mucho odio en esa manifestación”.

Yo, a la vista de la foto y del relato del fotógrafo, lo único que puedo añadir es que, con la cantidad de miseria y de podredumbre que percibimos cada día en el alma de tantos adultos, es conmovedor comprobar la grandeza que puede atesorar el alma de un niño de 12 años.