martes, 13 de octubre de 2020

Estado de alarma en Madrid.


Traición, chantaje y sin diálogo: así impuso Sánchez a Ayuso el estado de alarma.

Sánchez desoyó los intentos de diálogo con Ayuso, pese a la mejoría epidemiológica, Almeida critica que haya «triunfado la imposición y la fijación del Gobierno con la Comunidad de Madrid».

El estado de alarma de Sánchez «resucita» las cacerolas de Núñez de Balboa (Madrid).

La propuesta definitiva de Ayuso: confinar solo por zonas pero con criterios más duros

Diez de la noche del jueves. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se encuentra en las votaciones finales del pleno en la Asamblea de Madrid cuando su equipo la avisa de que en su secretaría ha recibido una llamada de Pedro Sánchez. Quince minutos después, se la devuelve: «Tienes que poner en marcha una orden que recupere todas las medidas que han derribado los tribunales. Si no, la alternativa es el estado de alarma», es la orden, más que el mensaje, del líder socialista. La mandataria popular intercede: «presidente, necesito tiempo para verlo con mi equipo mañana por la mañana. Mis técnicos están viendo una propuesta con aval jurídico». Pero Sánchez ya está decidido en lo que en Sol consideran un «chantaje a todas luces»

 a la Comunidad de Madrid. Y que Ayuso, anuncia, recurrirá «día a día»: la eliminación del estado de alarma.

Hasta las 3 de la madrugada del viernes estuvo el equipo de Sanidad, con su titular, Enrique Ruiz Escudero; los viceconsejeros, Antonio Zapatero y Juan González Armengol, y la directora de Salud Pública, Elena Andradas, elaborando el borrador de la orden que presentó el primero ayer a mediodía: volver a las restricciones de movilidad solo en las zonas básicas de salud (los barrios correspondientes a los ambulatorios con más contagios), bajando la incidencia mínima acumulada en los últimos 14 días a 750 por 100.000 habitantes, frente al millar hasta entonces estipulado. Salían 51 áreas afectadas en toda la región.

Ayer por la mañana, antes de las 8, Ayuso ya estaba en su despacho. Llamó a reunión a su vicepresidente, Ignacio Aguado; a los consejeros de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y de Justicia e Interior, Enrique López; y al alcalde y la vicealcaldesa de la capital, José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís. «Nuestra responsabilidad ahora es muy importante. Hablamos de la vida de más de seis millones de personas», les dijo. El debate en su despacho fue intenso, con disparidad de criterios. Sobre todo, por parte de Aguado, que una vez más quiso salirse del criterio de su propio Gobierno y optaba por ceder en cierto modo y que fuera la comunidad la que decidiera el cierre perimetral del Madrid. Ayuso insistió en que prevaleciera el argumento técnico y sanitario sobre el político: con las medidas impuestas por Sol en septiembre, la presión hospitalaria y los contagios estaban mejorando.

Y llegaron las 12.25 de ayer cuando se produjo la llamada a Pedro Sánchez. Ayuso le explicó: «Tenemos un plan que está funcionando, avalado por los tribunales, que va aplanando la curva, es quirúrgico contra el virus y no arruina la economía. Quiero ofrecerte diálogo, esta propuesta está muy trabajada y te propongo que la trabajemos juntos», fue el mensaje de fondo que le trasladó.

Evitar el caos económico.

Pero cuál fue la sorpresa que, mientras la charla se producía, se filtró el anuncio del estado de alarma. «Se negó a que se sentaran ambos equipos», explicaban ayer a ABC fuentes conocedoras del encuentro telefónico, que se sorprenden, además, de que el mismo jueves por la tarde Fernando Simón felicitara a Madrid por la línea de trabajo que estaba siguiendo. La orden preparada por la comunidad, inciden las fuentes consultadas, «además evitaba el desastre económico de la región».

«La actitud del Gobierno central ha sido de chantaje total, con unos tics autoritarios que demuestran cómo no ha tenido coherencia a la hora de defender el consenso y la ayuda que prometió en la reunión de Sánchez y Ayuso en Sol. Es más, el 23 de septiembre, Salvador Illa dijo que no hacía falta confinar Madrid», se quejan en el PP. «Han provocado un caos donde no lo había», remachan. El propio Martínez-Almeida calificaba ayer de «un 155 sanitario» la decisión del Gobierno central sobre Madrid.