jueves, 20 de agosto de 2020

El pueblo está en Babia y los políticos en la inopia.


La política afecta a la mayor parte o, quizás más bien, prácticamente a todas las áreas de nuestra vida, la económica, educativa, sanitaria, científica, trabajo, convivencia y bienestar social, etc. Por tanto, se quiera o no reconocer y/o aceptar afecta directamente a nuestra calidad de vida, razón más que suficiente para no pasar de los temas políticos que tanto nos afectan pensando, equivocadamente por comodidad o pereza, que la política es exclusivamente de los políticos, osea dejarlo en manos de unos cuantos que se dedican exclusivamente a esto, guiados en la práctica, más por sus ambiciones personales, nepotismo y ansias de poder que por servir y ayudar a la comunidad, de la que ellos también forman parte, para buscar el progreso y el bien de todos.

No debemos pasar de política como tampoco de la salud, ni de otras muchas cosas, nada nos es ajeno, todo forma parte de nuestra vida y unas cosas sin duda más que otras por los condicionamientos que nos crean en nuestro vivir de cada día.

Cuanto más responsable y consciente sea un pueblo del tema político, mejor nos irá a todos, menos abusos políticos habrá y sin duda gozaremos de una mayor o auténtica democracia que ahora no tenemos, porque entre otras cosas el pueblo está en Babia y los políticos, que tienen el poder, en la inopia o indigencia mental.

Participar en la política de nuestro país en la forma en que podamos cada uno de nosotros, es en mi opinión una obligación moral y derecho que tenemos todos y que no consiste simplemente en ir a votar cuando nos lo dicen o lo piden los políticos que tenemos. Se puede no votar, que es un derecho y no un deber hacerlo, y estar colaborando activamente en la política si no estamos de acuerdo con las reglas del juego, que sin comerlo ni beberlo de alguna forma nos han impuesto y nos están imponiendo. Ahora cuando vamos a votar normalmente damos nuestro voto, apoyo o confianza, al partido político con el que más nos identificamos, muchas veces por desgracia, simplemente por sus siglas, por su propaganda y palabrería, por lo que a veces prometen, incluso por las creencias que nos han inculcado en otras épocas (izquierda -derecha), otras por el populismo de los dirigentes políticos y casi nunca o nunca por su programa político y su credibilidad, el ejemplo de sus dirigentes o su lealtad a la nación y al pueblo. No tenemos en cuenta para nada sus traiciones, sus mentiras, sus engaños, sus corruptelas y su burla una y otra vez al pueblo. No nos damos cuenta que al votarlos tiramos por la borda nuestros valores, nuestros principios y nuestra dignidad, como personas y ciudadanos, votando a quienes nos roban, nos engañan, nos mienten, y traicionan.