jueves, 11 de agosto de 2016

El altruismo.

El altruismo o, su pariente cercana y quizás más importante, la sol​idaridad, está constatado, sociológicamente, que hay unos patrones de comportamiento aparentemente contradictorios en los distintos países del mundo desarrollado, que no lo son tanto si pensamos en los modelos culturales y religiosos mayoritarios en esos países.
Múltiples ejemplos demuestran que las sociedades de los países latinos (especialmente España, Italia y Portugal, y en buena medida Francia), en los que es mayoritaria la religión católica, tienen más arraigado el concepto de solidaridad individual y mucho menos el de solidaridad social o colectiva, justo al contrario de lo que ocurre en las sociedades centroeuropeas, anglosajonas y nórdicas, donde predominan las religiones protestantes.
Como consecuencia de ello, los latinos/católicos somos mucho más dados, por ejemplo, a la picaresca fiscal, o a preocuparnos poco por nuestro entorno urbano y medioambiental, simplemente porque no identificamos a las víctimas de nuestra mala conducta con nombres y rostros. La víctima es "la sociedad" y a esa señora no tengo el gusto de conocerla ni voy a tomarme unas cañas con ella, de modo que me importa un pimiento si la estoy jodiendo o no y, además, somos bastante permisivos con esas conductas a nuestro alrededor. Por el contrario, los latinos/católicos solemos ser muy sensibles y solidarios a título individual y raramente pasaríamos de largo si vemos a alguien tirado en el suelo en nuestro camino. La "caridad" podría ser una seña de identidad de ese patrón de comportamiento.
En contraste, los anglosajones (por resumir en ellos a los no latinos)/protestantes, son mucho más cumplidores con sus deberes sociales, como los impuestos, y cuidan mucho más el estado de sus calles, sus parques y su medio ambiente; es decir, identifican a "la sociedad" como una extensión de sí mismos y una agresión a la sociedad la ven mucho más como una agresión a sí mismos que los latinos. En cambio, no tienen tan desarrollada la conciencia de solidaridad individual y, en ese sentido son más egoístas e insolidarios frente a las dificultades individuales ajenas. En esos países no es infrecuente que alguien se pase varios minutos tirado en el suelo, si se ha desplomado por un infarto, antes de alguien se agache a interesarse por él, sobre todo si tiene mal aspecto (mal vestido, desaliñado...).

Naturalmente, todo ello no es más que una generalización, derivada de unas conclusiones