jueves, 19 de diciembre de 2019

Propuestas liberales contra el cambio climático


Continuando el debate sobre la politización del cambio climático iniciado en el foro general (y que debe ser en éste donde se trate), adjunto el artículo al final de este correo.

Es muy evidente que el tema se está politizando desde siempre, desde la izquierda por supuesto (que, aparte de posibles ansias de poder, es lógico esperar que fuera ella, porque el mundo “libre” tras la caída del Muro es “capitalista”) que lo viene utilizando como arma arrojadiza contra “el sistema capitalista”, la sociedad consumista o la libertad individual de tomar decisiones. Y me apresuro a decir que personalmente puedo estar de acuerdo o incluso MUY de acuerdo en corregir los excesos, que los hay y grandes, en esos tres ámbitos. Pero una cosa es evolucionar adoptando medidas (como por ejemplo propone este artículo que adjunto más abajo) contra esos excesos contaminantes, irracionales e/o insolidarios y otra cosa muy distinta es, como quiere la izquierda a cuenta de este tema, imponer una nueva “dictadura del proletariado climática” mediante una economía centralizada y una nueva “religión social laica” (la climática) al mejor estilo de la extinta Unión Soviética.

No queremos embarcarnos en una réplica de un barco que ya fracasó y naufragó, y que quiere llevarnos por sendas de “decrecimiento” (es decir, de empobrecimiento, pérdida de calidad de vida y “café para todos”) y de control asfixiante del ciudadano por un macroestado omnipresente y ultraburocratizado con millones o cientos de miles de funcionarios amiguetes, pelotas interesados o afines al poder. Porque ESO es lo que se está jugando hoy en el ajedrez internacional entre el neocomunismo, la “nueva” socialdemocracia radicalizada, el foro de Sao Paulo/Puebla y sus bolivarianos y la inestimable ayuda solapada de Rusia y de multimillonarios “de izquierdas” como George Soros o la “conquista comercial” no menos solapada por parte de la comunista China por la vía de la “inundación” de nuestros mercados europeos y del “dumping” con sus millones de toneladas de productos low-cost o no-tan-low-cost, producidos explotando a los proletarios y su miseria de allá (digo europeos porque los USA ya han empezado a no dejarse y están en guerra comercial).

HAY amenazas, claro que las hay. El mundo se enfrenta a cambios sin precedentes y muy difíciles en los próximos años. El cataclismo de la emergencia de China, junto al que se nos vendrá pronto encima (y quizá sea aún peor) de la India no va a ser nada fácil de digerir por el planeta ni por la Humanidad. Hasta nosotros, sesentones de hoy, los sufriremos en parte, pero serán nuestros hijos y nietos los que posiblemente pasen por fases aterradoras.

Pero no hablamos sólo de cambio climático (de hecho creo que ése sería el menor de nuestros problemas si no fuera por la fuerza mediático-política que se le está dando y su temible uso como excusa por parte de uno de los “bandos” en el logro de sus objetivos), sino de profundísimos cambios y reestructuraciones sociales a escala supranacional y mundial que sólo nos cabe rezar, y poco más, porque sean lo menos violentos posible (pero que serán violentos en cualquier caso).

Soy personalmente partidario de estudiar con serenidad y con RIGOR científico no interesado el asunto climático, soy ferviente defensor del reciclaje, la preservación de la naturaleza y de corregir el consumismo exagerado e irracional y la contaminación del planeta que conlleva. Pero soy tremendamente escéptico y cauteloso antes de aceptar muchos “axiomas climáticos” que están a menudo y salvo honrosas excepciones, muy alejados de esa serenidad, de ese rigor científico y de la limpieza de intereses espurios ocultos. Y creo que lo peor de todo, precisamente por la complejidad del problema, es que esos intereses espurios lo tienen “a huevo” para enredar y hasta triunfar. Confiemos en que no y luchemos contra ello; por la cuenta que nos trae.