martes, 27 de diciembre de 2022

¿Alguien al volante?


 

Esta pregunta que suele hacerse cuando hay un rumbo incierto en cualquier asunto, me viene a la cabeza con el reciente accidente de un autobús en Pontevedra   que se salió de la calzada y cayó al rio Lérez.

Nuestras condolencias para los familiares afectados, y mientras se investiga el accidente,  las causas que barajan son las condiciones meteorológicas y la velocidad. En base a estas suposiciones  son las que enlazo  con  2 incidentes que me ocurrieron.

 Uno fue en un viaje en mi coche  de retorno de vacaciones desde el Levante  con toda la familia. Una vez pasado la Roda nos pilló una nube negra que descargo de golpe una tunda  de agua ,que nos  puso en un verdadero aprieto, pues al no ver nada más allá de 3 metros y reducir drásticamente la velocidad, pude, al estar de copiloto, activar el aire, desempañar cristales, luces, etc. ,sin que se lograra más visibilidad. Tal suerte  tuvimos que nos salió casi como un milagro una desviación a la derecha, por donde poco a poco nos condujo a una gasolinera y allí estuvimos hasta que escampo y se nos pasó el susto.

 Una situación donde el ¿qué hacer? se tiene  que decidir rápidamente y que me llevo a decir  posteriormente como tantos que salen en las noticias " esto no lo he visto yo nunca" o frases similares y a creerme como Pablo cuando se cayó del caballo camino de Damasco, eso del cambio climático. Más calor, más evaporación, el aire admite más humedad y por ende lluvias más intensas, con rayos más abundantes, en definitiva un coctel cada vez más peligroso y que para otra vez tenemos muy en cuenta para evitarlas.

Posteriormente en un segundo viaje esta vez como pasajero en autobús de línea regular, me   pillo otra tunda de agua  no tan intensa, en donde tampoco  había buena visibilidad, también el parabrisas es más grande y   más lento, no le daba tiempo a barrer. Aun así el ritmo no bajaba   iba en la autovía por el carril izquierdo adelantando a troque y moche a todo el que quedase a la derecha con cierta pericia. Algo que me pareció fuera de toda precaución pues me recordaba el anterior incidente y pensaba que hubiera pasado si me hubiera detenido y hubiera venido  detrás un monstruo como ese a toda pastilla, me habría llevado a la Coma, sin necesidad de pasar por el punto. Lo cual  me llevo a decir varias veces espaciadas y  en voz alta para que lo oyera el conductor "No tenemos ninguna  prisa”, con el fin de que aminorase la marcha.

Frase desafortunada, pues el negativo, el "no" lo elimina el cerebro del ser humano e interpreta que sí, "que tenemos prisa" y por eso frases como "No pises el césped" la interpretamos como ¿cómo qué no? un poquito sí.   De hecho siguió a su ritmo, no sé si era algo que estaba en sus objetivos  el llegar a la  hora prefijada, por los sucesivos  enlaces que desde Madrid se hacen para combinar hacia otras zonas, donde entra  en juego las  indemnizaciones y penalizaciones. Tal vez hubiese sido mejor ir hacia el conductor y decírselo claramente  de algún modo que no fuera meter más estrés, ni sustos.

 Dejo para quien quiera  pensar que habría hecho mejor  en esa situación. Simplemente advertir  que para cobrar  las indemnizaciones el viajero debe ir en su asiento asignado y con el cinturón puesto, si no las aseguradoras se agarran a un clavo ardiendo, y no las pagan. Tal vez nos convendría saber  que asientos  del autobús son más seguros en caso de accidente para pedirlas a la hora de la compra o para mudarse a ellas si están libres en pleno viaje por  aquellos que   su obsesión  les pueda más que cualquier cobro póstumo.

Por otra parte me dio la sensación que esa situación de  peligro, solo estaba en mi cabeza, pues el resto de pasajeros estaba entretenido cada cual en su mundo.   “ ¿Estamus tontus u qué? “es una canción aragonesa que suena en las fiestas populares, que se podría cambiar por “¿estamos entretenidos y qué?”.

Es como si aun habiendo  alguien al volante ,se condujese automáticamente como si no hubiera chofer, ya que esas  condiciones adversas a veces  no influyen para reducir la velocidad, en todo caso para aumentarla, y poder salir cuanto antes de esos  fenómenos cada vez más frecuentes  .