martes, 31 de julio de 2018

Gobierno Bonito.

Grande-Marlaska pide una "solución europea" al problema de la inmigración tras la llegada de 1.200 inmigrantes en dos días a Andalucía
¿Solución europea? YA le dieron a ZetaPedro su "solución europea": promesa de unos cuantos euros....y los inmigrantes que entren por España (cantado estaba que, cerrada Italia, teníamos cado todas las papeletas) que se las apañe España.
¿Qué pide Marlaska? ¿qué parte no ha entendido de lo que su jefe aceptó, haciendo la pelota (y la foto) con los dos grandes (¡qué grande soy yo también!, debió pensar) mientras lanzaba al mundo su mensaje de "venid a España, que aquí somos los más guays"?
Ha hecho de tonto útil con Francia y Alemania, ha provocado la risa burlona de Italia, ha cabreado a Marruecos, al que se presiona para que controle la puerta A mientras abre "generosamente" de par en par la puerta B. Ha provocado el colapso de los recursos y fuerzas encargados de hacer frente a la inmigración.
Eso sí, las mafias de esa inmigración se frotan las manos "agradecidas" por engordarles "su cuenta de resultados". Todo lo contrario de Cáritas y la denostada Iglesia, a la que se le endosa, tras mil desprecios, el paquete de sacar del fuego buena parte de esas castañas.
¿Sigo?
El "gobierno bonito", con su jefe a la cabeza, nos llevan a la ruina. Otra vez.

lunes, 30 de julio de 2018

La crisis de la luna llena.


El Gobierno «bonito» tiene en el Estrecho una crisis muy fea, porque la política de escaparate no sirve en la frontera
Sí, hay una crisis migratoria, señor presidente; y sí, hay un conflicto grave en la frontera, señor ministro del Interior. Y deberían empezar a aceptarlo cuanto antes porque el problema va a ir a mayores y la responsabilidad será de ustedes dos. Porque el efecto llamada se ha desatado y no por culpa del Aquarius, que fue una decisión humanitaria irreprochable, sino del imprudente discurso que la acompañó. El discurso de las concertinas retiradas y de la nueva sensibilidad ante la inmigración. El frívolo discurso de escaparate que para contrastar con la xenofobia italiana enviaba señales inequívocas a las mafias negreras y creaba en el Estrecho un escenario de altísima presión.
Ahí abajo existe ahora un colapso serio. Los servicios de acogida están desbordados, sin medios, y las fuerzas de seguridad desalentadas, impotentes y muy cabreadas tras haber sido agredidas en un asalto violento. Lo del jueves en Ceuta no fue un barco abandonado a su suerte en mar abierto, sino un conato de invasión por la fuerza de un territorio europeo. A los guardias civiles les tiraron ácido y cal y mientras en el hospital atendían a un buen número de ellos, los agresores celebraban por las calles su éxito. Toda España lo ha visto en la tele; no eran mujeres embarazadas ni niños hambrientos, sino jóvenes sanos provistos de objetos contundentes y armamento casero. Han cometido un delito flagrante que a cualquier español le acarrearía un proceso, y se les veía contentos: estaban en un país que en vez de castigarlos los va a recibir con generosidad y les va a conceder beneficios sociales y otros derechos.
Si se trata de excitar instintos xenófobos en ciudadanos que no los albergan, para luego esforzarse en combatirlos, es un buen camino. Resulta difícil no indignarse ante un ejercicio de apocamiento gubernamental tan transparente, tan nítido. El ministro Marlaska tuvo incluso que justificarse porque los agentes devolvieron a Marruecos por las bravas a unos pocos participantes en el allanamiento masivo. Ni una palabra, ni suya ni de Sánchez, de apoyo a los servidores del Estado heridos; el silencio como única respuesta a la evidencia de una terca realidad que desmonta el buenismo. Bueno, no la única; ayer mismo, el Consejo aprobó restablecer la sanidad universal que el anterior Gabinete había restringido. Y las pateras siguen llegando, favorecidas por la luna llena y el oleaje tranquilo; al otro lado de las vallas hay hacinadas 50.000 personas sostenidas por la ilusión de alcanzar la tierra que los traficantes les han prometido.
Sí, señor presidente, señor ministro: es una emergencia. No es la primera ni será la última porque gobernar consiste en enfrentarse a contratiempos, no en dibujar quimeras. Porque el privilegio del poder conlleva la obligación de solucionar problemas. Y porque hasta los Gobiernos «bonitos» han de lidiar con situaciones feas.

viernes, 27 de julio de 2018

La cruda realidad de Sánchez.

El presidente del Gobierno empieza a percibir la oscuridad del pozo en el que se halla inmerso. Duerme en La Moncloa, sí, cumpliendo con ello un viejo anhelo, aunque es probable que ni siquiera le dé tiempo a terminar de redecorar la casa. Ejercer alguna clase de poder con 84 diputados resulta misión imposible, especialmente cuando sus socios oscilan entre la extrema izquierda populista y el supremacismo separatista, sin olvidar a los amigos de ETA. Ha tardado unas semanas en darse cuenta de su verdadera situación, pero es de suponer que a estas alturas será consciente de lo que le espera: un suplicio lento, entre el chantaje político y la humillación parlamentaria, hasta verse abocado a convocar elecciones anticipadas como única salida al deterioro de su partido y la parálisis de su país.
Hay quien piensa que le es indiferente ese horizonte marcado por la coacción permanente de quienes lo encumbraron. Que, asegurada la magnífica pensión vitalicia aparejada a la ocupación del sillón, lo que suceda con el socialismo, con España e incluso con su propio nombre no es algo que le quite el sueño. Yo tiendo a pensar que le importa, aunque solo sea por la altivez que desprende en cada gesto y cada pose; por la arrogancia con la que comete indecencias de manual como utilizar un avión militar para asistir junto a su mujer a un concierto en Benicásim. ¡Claro que le importa! Sobre todo porque es probable que haya llegado a creerse la versión de su corte de aduladores y piense que debe el cargo a su valía, su astucia y su genialidad, en lugar de comprender que está donde está únicamente porque a quienes votaron con él la moción de censura de Rajoy les convenía un líder del Ejecutivo débil, cautivo de su respaldo y rehén de sus exigencias. Si se tiene en tan alta estima, percibirá cada votación perdida en el Congreso como una muestra de ingratitud intolerable amén de una oportunidad desaprovechada y una ofensa personal imperdonable. Le dolerá. ¿Cómo no va a dolerle? Sánchez se considera plenamente merecedor de su posición actual, a pesar de haber obtenido los peores resultados electorales en toda la historia del PSOE. Quemar tanta vanidad en la hoguera de su minoría absoluta no ha de resultar nada fácil.
El candidato a ostentar el récord de menor permanencia en el despacho presidencial pensaba que bastarían su figura, su talante dialogante y su bandera progresista para meter en vereda constitucional a los independentistas catalanes ¿verdad? Pues no señor. A las huestes del lazo amarillo acaudilladas por Puigdemont les importa un comino el color del inquilino monclovita. No buscan conversar con él, sino obligarle a claudicar, someterle. Y si no lo consiguen, porque no está en su mano darles lo que piden, acabarán dejándole caer en el momento más oportuno para sus intereses secesionistas. Los podemitas de Pablo Iglesias tampoco le acompañan por amor. Pretenden arrancarle concesiones impagables en términos presupuestarios, que luego se encargarán de rentabilizar en las urnas atribuyéndose el mérito en las tertulias televisivas. ¡Y Sánchez que creyó en la lealtad del escorpión...! Para terminar de completar su catálogo de desgracias, el PP ha salido del letargo ideológico en que lo tenía sumido el marianismo, eligiendo a un presidente sin complejos que se dispone a plantar cara con fuerza desde su mayoría absoluta en el Senado, y Ciudadanos no ceja en su empeño de reclamar que nos permitan votar.
Esa es la realidad, la cruda realidad a la que se enfrenta Pedro Sánchez.

jueves, 26 de julio de 2018

Ni tanto ni tan calvo..

La foto que copio al pie no se tomó en un país del Sudeste asiático, ni de Oriente Medio, ni de África, ni de América Latina. La imagen está captada en los Estados Unidos de Norteamérica, el país más rico, más poderoso y más… ¿desarrollado? del planeta.
Es un fotograma de un escalofriante documental de 40 minutos, elaborado en 2013 por el cineasta Larry Lynn y titulado "Kids in jail" (“Niños en la cárcel”).
Sin comentarios.

miércoles, 25 de julio de 2018

Memoria Histórica.



La Ley de Amnistía (1977) y la Constitución (1978) significaron la "reconciliación nacional", y el olvido de la guerra, pues en la guerra los dos bandos se dedicaron a la "limpieza del enemigo", aunque ahora se pretenda santificar a uno de los bandos.
Parece mentira que el nuevo PSOE quiera reescribir la Historia con una nueva Ley de Memoria Histórica para prohibir que se cuenten cosas como las que voy a narrar a continuación. Dos historias terribles en las que estuvieron involucrados socialistas con carnet.
El 2 de julio de 1936 unos pistoleros de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) entraron en un bar frecuentado por jóvenes y mataron a dos estudiantes falangistas. Poco después, pistoleros de derechas asesinaron a José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto y conocido socialista. El 12 de julio de 1936 un capitán de la Guardia Civil llamado Fernando Condés (un izquierdista que había participado en Madrid en la asonada contra el Gobierno de Lerroux en 1934), vestido de paisano y acompañado por cuatro pistoleros socialistas de la Motorizada, tras presentar sus credenciales a los policías que protegían al parlamentario José Calvo Sotelo, subieron al domicilio de éste y se lo llevaron en una camioneta de la Guardia de Asalto. El prietista Luis Cuenca le pegó dos tiros en la nuca. Después fueron al cementerio de la Almudena y tiraron el cadáver a la entrada del tanatorio. Condés fue a esconderse a casa de la diputada socialista Margarita Nelken. Luego estalló la guerra y en la retaguardia republicana fueron asesinadas unas 40.000 personas, entre ellas 7.000 sacerdotes, monjas, seminaristas, incluyendo doce obispos.
Se ha dicho que en Madrid llegaron a funcionar más de 60 checas, por usar esa terminología rusa. Mediante estos procedimientos de detención ilegal solo en la retaguardia madrileña se asesinó a más de 10.000 personas.
La más famosa checa se llamó La brigada del amanecer, que dirigió el que fuera secretario general del Arte de Imprimir (UGT) Agapito García Atadell. Estos desalmados entraban en las casas, las saqueaban y daban el paseo a quien allí les resultara sospechoso. Cuando, en noviembre de 1936, las tropas franquistas amenazaban con tomar Madrid, el valiente luchador García Atadell arrambló con buena parte de lo robado y junto con dos cómplices y sus respectivas esposas se fue a Marsella. En el puerto francés tomaron un barco hacia América, haciendo escala en Las Palmas donde fue detenido (se dijo que gente de Prieto había dado el chivatazo). Fue trasladado a la cárcel de Sevilla, donde coincidió con el escritor Arthur Koestler, y allí le dieron garrote. ¿Fue Atadell otra víctima del franquismo?
La gente de mi generación, y menos la de generaciones posteriores, no tenemos responsabilidad alguna en hechos como los aquí narrados, pero el PSOE como persona jurídica haría bien en echar al olvido todas las atrocidades de la guerra, las de uno y otro bando.