lunes, 29 de junio de 2020

Cuando el provincianismo cambia de lado.


No se trata de pontificar sobre que cualquier tiempo pasado fue mejor, no, porque eso normalmente no es cierto, pero en esta tarde sin motivo alguno, ya hace un tiempo sin recorrer los 6 kilómetros. que separan la localidad donde vivo de Barcelona, quizá por nostalgia, quizá por necesidad, se me viene a la mente la ciudad que disfruté y viví durante una buena parte de mi vida.    La Barcelona una ciudad cosmopolita, mediterránea, europea, eso lo sigue siendo, pero aquella ciudad dónde se podía tener acceso a la vanguardia en casi todos los aspectos, que colmaba las aspiraciones de todas las tendencias, sociales, culturales, políticas, aquella ciudad que fue punta de lanza de cualquier proceso imaginativo rupturista o no, aquella ciudad o ya no existe o yo ya no la veo.

En varias oportunidades viajé a Madrid por diversas razones, mas ciudad, por tamaño, por número de habitantes y una ciudad hermosa donde las haya, pero siempre me daba la sensación de ser, dicho con todos los respetos una grandísima ciudad en muchos órdenes pero con un barniz provinciano, siempre me dio la sensación de que no iba lo suficientemente bien vestido, que mi atuendo era demasiado descuidado y desenfadado para el lugar que estaba visitando.    Definitivamente, Madrid era una ciudad encantadora y señorialmente provinciana, sin que por ello me atreva a discutirle el título de Villa y Corte, todo lo contrario.

Disponemos en España de ciudades preciosas, para ello hay gustos, apreciaciones, consideraciones de toda condición, para gustos se pintan colores, pero de lo que yo he visto, de lo que yo he podido pulsar, vaya mi recuerdo para de Norte a Sur y de Oeste a Este las siguientes, La Coruña, Oviedo, Santander, San Sebastián, Vitoria, Pamplona, Córdoba, Granada y alguna más que ahora injustamente olvido, posteriormente, dos ciudades que han tenido una progresión fantástica, Bilbao y Valencia.    Por supuesto, limitado de mí, de lo que conozco, he visto virtualmente maravillas como Toledo, Cáceres, etc.

Barcelona era el mejor escenario para todo aquel que tuviera algo que exponer, si tenía calidad triunfaría, era la capital del mundo editorial en español, claro también en catalán, era el mejor escaparate para presentar ideas, productos, etc., formas de vivir, de expresarse, era el máximo exponente de la industria farmacéutica, textil, de la universidad para extranjeros, etc., etc., era sin duda alguna una capital europea con todas las letras, actualmente el potencial económico de la ciudad sigue siendo considerable, con tendencia a disminuir, pero todavía considerable, pero todo indica que la condición provinciana, localista, cerrada, como se quiera expresar o todos los conceptos juntos, hace tiempo ya que cambió y la vanguardia está justamente a 625 km. de esta ciudad que tanto quiero. Solo conozco un caso comparable, La Montreal de Quebec con respecto a Toronto, los jóvenes quebequenses tienen que emigrar en busca de un futuro por mor del exaltamiento de la "identidad monocolor", cuando lo verdaderamente enriquecedor en todos los sentidos es sin perder la identidad, tener la mente y el espíritu abierto, o todavía mejor, compartir y asumir dos identidades.