jueves, 30 de septiembre de 2010

Que Dios te lo pague.

Un hombre fue llevado de emergencia a un hospital administrado por monjas, donde le operaron del corazón. Después de la operación, el hombre despertó y una monjita estaba a su lado.

- Señor Pérez, la operación fue un éxito. Sin embargo necesitamos saber cómo piensa pagar la cuenta del hospital. ¿Tiene usted seguro de gastos médicos?

-No...

- ¿Puede pagar en efectivo?

- Me temo que no, hermana.

- Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos?

- Sólo mi hermana, pero es una monja solterona sin un centavo.

- Disculpe que lo corrija, las monjas no son solteronas: ellas están casadas con Dios!

- ¡Magnífico! hermana, Por favor envíele la cuenta a mi cuñado...

De aquí nació la frase: "Qué Dios te lo pague".