viernes, 27 de febrero de 2009

Cuadrilla de golfos.

Refraneros analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros, Ministras, ex ministros y ex ministras de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera.

No quiero que acabe el mes sin recordarme de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. Desde cuando hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda, sea un país de más mierda todavía.

De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios sean un criadero de analfabetos funcionales, y sus alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana, que es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente the eggs en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública y la privada, permitiendo a cambio del pasteleo electoral, que cada cacique autonómico hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores sobre todo en el País Vasco y Cataluña.