viernes, 12 de noviembre de 2010

Una de Japoneses.

Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión japonesa fue el caso de la caja de jabón vacía, que ocurrió en una de las más grandes empresas de cosmética de Japón.

La compañía recibió la queja de un consumidor que encontró vacía una caja de jabón recién comprada.

Inmediatamente los directivos conminaron a los responsables de la cadena de envasado a que no volviera a producirse otra reclamación semejante, y que emplearan todos los recursos necesarios para ello.

De inmediato, los ingenieros instalaron un aparato de rayos X con monitores de alta resolución, manejados en tres turnos de dos personas cada uno. Así, ninguna caja que no contuviera el jabón podría pasar de la producción a la venta.

El mismo problema se le planteó a una pequeña empresa de la competencia. El empleado encargado de empaquetar las cajas de jabón que salían de la cinta transportadora evitó en 24 horas nuevos casos: colocó un potente ventilador junto a la cinta. Si llegaba al final una caja vacía, solo por la diferencia de peso esta se volaba, problema resuelto y barato.