martes, 24 de marzo de 2015

Me avergüenzo de un presidente como tu Arturito.


Hoy tras la noticia del accidente de aviación de la compañía alemana Germanwings que realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf con 150 personas a bordo, sale el asqueroso del Presidente autonómico catalán Arturo Mas en la que informa de los últimos datos que tiene sobre el siniestro, es tan perro que suelta hay tantos pasajeros españoles y tantos catalanes, como si es que los catalanes no fueran españoles, debería haber dicho tantos españoles de los cuales hay tantos catalanes, se aprovecha hasta de las desgracias de las personas para sus sueños independentistas, habla como si es que Cataluña ya fuera un estado y espeta las autoridades españolas y las autoridades catalanas estamos ya trabajando en el tema.
Este  desgraciado me tiene hasta los cojones de estar siempre aprovechándose de los entresijos de las leyes para el medrar con sus locuras independistas. En un país medianamente normal un secesionista como este estaría junto con toda su troupe en la cárcel, pero estamos en Chorizolandia y aquí se puede hacer lo que te venga en gana y lo que te salga por el forro, no pasa nada.
Que unos manifestantes le corten a los diputados autonómicos el paso y los abucheen, que no digo que este bien, le caen a estos tres años de cárcel. Quemas la foto del Rey, quemas la bandera de España y te niegas a ponerla en sitios oficiales, no pasa nada. Convocas un referéndum para independizarte de España no pasa nada.

Pobre España vaya país de mierda que entre todos hemos conseguido, malditas autonomías y hechos diferenciales. Cuanto nos valdría copiar un poquito de nuestros países de alrededor.

lunes, 16 de marzo de 2015

Que corta es la memoria de algunos.

En 1953, un gran número de estados perdonaron más del 60 por ciento de la deuda que el país teutón había acumulado durante las dos guerras mundiales.
Alemania que hoy exige a países como Grecia, Portugal o España grandes sacrificios para controlar su déficit y pagar su deuda pública, consiguió que la comunidad internacional le perdonase la suya.
Todo ocurrió en 1953, cuando una Alemania devastada por la Segunda Guerra Mundial se encontraba sumida en una gran crisis que le imposibilitaba pagar sus deudas, que ascendían a unos 38.800 millones de marcos de la época. El Estado se encontraba al borde de la quiebra.
Ante esta situación, los principales acreedores del país germano, liderados por Reino Unido, Francia y Estados Unidos, pero entre los que también se encontraban otros países como Canadá, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Italia, o España, se reunieron en Londres para tratar de buscar una solución a ese enorme problema.
Las negociaciones se extendieron entre el 27 de febrero y el 8 de agosto de 1953 y tuvieron como resultado el llamado «Acuerdo de Londres», que redujo la deuda alemana en un 62,6 por ciento y determinó un calendario de pagos para los 14.500 millones de marcos restantes. Esto no solo permitió que el país se recuperase rápidamente, sino que muy pronto lo situó a la cabeza del crecimiento económico del continente.
Sin embargo, los líderes germanos parecen no haber aprendido nada de la historia y, en lugar de corresponder a la generosidad con la que fueron tratados hace seis décadas, han decidido aplicar mano dura a aquellos países que les permitieron regenerar su economía y evitar una quiebra segura.

Lástima que este apasionante capítulo de la historia reciente no se estudie en los colegios españoles, griegos ni, por supuesto, alemanes.

sábado, 14 de marzo de 2015

Lo que se siente al morir, contado por una enfermera de la UCI

Las unidades de paliativos o cuidados intensivos de los hospitales guardan una estrecha relación con la muerte, dando lugar a numerosas experiencias que se escapan a cualquier explicación racional. Pacientes que intuyen el momento exacto en el que van a morir, otros que parecen decidir por sí mismos el día y la hora, adelantando o retrasando su muerte, sueños premonitorios de familiares o presentimientos de terceras personas que, sin ni siquiera saber que alguien está ingresado o ha sufrido un accidente, están seguros de que ha fallecido.
Sólo los profesionales sanitarios que trabajan de cerca con los pacientes terminales conocen de primera mano el alcance y variedad de estas extrañas experiencias. La ciencia no ha podido ser capaz de ofrecer algún tipo de respuesta, por lo que se suelen describir como sucesos paranormales o sobrenaturales. Una etiqueta “demasiado vaga para la magnitud de estas experiencias”, según explica la enfermera británica Penny Sartori, que lleva cerca de 20 años trabajando en la UCI.

Una carrera lo suficientemente sólida como para haber visto de todo, intuir patrones y elaborar hipótesis sobre estos fenómenos. Tanto es así, que está a punto de rematar una tesis doctoral sobre estas cuestiones, cuyas principales conclusiones adelantará en el libro The Wisdom Of Near-Death Experiences (Watkins Publishing), que saldrá a la venta el próximo 6 de febrero.