viernes, 20 de diciembre de 2019

La mentira y otras lindezas de los políticos.


La mentira, la manipulación y la ignorancia programada de los políticos hacia los ciudadanos, manteniéndolos, a conciencia, en el oscurantismo político, para mantener sus privilegios; son totalmente incompatibles con una auténtica democracia, donde se desarrollan las libertades, la cultura, la justicia, el progreso y el bienestar del pueblo. Vivir en la mentira, degrada a la persona, empeora al ser humano, lo deshumaniza, lo hace carente de valores y principios. Y esto es lo que por desgracia estamos viendo últimamente de los dirigentes políticos que tienen el poder en España.
Cuando los que se ocupan del gobierno de un país se dedican a sembrar la discordia (memoria histórica, su memoria, o crear cordones sanitarios sobre algún partido político, con el solo fin de hacerle daño) y cultivar los prejuicios entre los ciudadanos, capas de la sociedad o territorios resultan imperdonables.
La desigualdad conque el Estado trata a unas comunidades y a otras y por tanto a unos y a otros ciudadanos, socava la solidaridad de la ciudadanía que la democracia requiere. Por consiguiente, a medida que aumentan esas desigualdades aumenta la separación entre unas regiones y otras y entre unos ciudadanos y otros que pertenecen al mismo país.
El nacionalismo es comparable al fascismo incluso al nazismo, todos sus esfuerzos, ideologías o doctrinas están encaminadas a crear diferencias, antagonismos y romper el país al que pertenecen, por lo que todos deberían estar prohibidos en una democracia autentica. Y no se entiende que, dentro del mismo país, los partidos llamados de izquierda, que no tienen Patria (proletarios de todo el mundo uníos) y su ideología es entre otras cosas buscar la igualdad de la gente, se pongan del lado de los nacionalismos, que separan, crean fronteras donde no las hay, discordia y fomentan el odio contra el Estado, ciudadanos y territorios que consideran diferentes, desiguales y excluyentes.

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