Artur Mas, como buen socio de Convergencia i Unio, ha acudido al recurso fácil de echar la culpa de todo a Madrid, más vale que hiciera un ejercicio de autocrítica, porque es urgente y muy necesario hacer que la administración de Cataluña sea mucho más eficiente que ahora es.
El año pasado, la Generalitat nos costó a cada catalanito de a pie la friolera de 5.300 euros. Esto es una cantidad desorbitada. Para hacerse una idea, la Generalitat de Catalunya necesitó para funcionar en 2010 justamente el doble que el gobierno de una región federal de Bélgica y bastante más que el de un estado federal de Alemania.
La Generalitat se ha convertido en un auténtico pozo sin fondo del gasto, que nos sale por un ojo de la cara a los catalanes, que derrocha a manos llenas y se gasto nuestro dinero en cosas superfluas, dejando sin atender las importantes.
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