La condonación de parte de la deuda acumulada por Cataluña a través del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) es tan sólo el principio y no se quedará en los 15.000 millones anunciados inicialmente. ERC y Junts ya se han apresurado a exigir la condonación total de dicha factura, que supera los 73.000 millones de euros, y es evidente que Sánchez cederá, una vez más, a tal exigencia para extender al máximo la legislatura.
Más allá de la injusticia que supone para el resto de españoles cargar con una deuda que no les corresponde, dicha condonación supone un terrible incentivo desde el punto de vista presupuestario, puesto que premia a los políticos más irresponsables y manirrotos, como es el caso de la Generalidad en los últimos años, frente a la buena gestión desempeñada por algunas autonomías, como bien ejemplifica Madrid, que no acudió al FLA. Así pues, más deuda y un empeoramiento sustancial en el manejo de las cuentas públicas, ya de por sí deplorable.