viernes, 9 de noviembre de 2018

Una brecha de dos cursos en Matemáticas y Ciencias entre Andalucía y Castilla y León.


Decir a los políticos nacionalistas catalanes, y a otros muchos que dicen que no lo son, que el idioma español está marginado en la enseñanza y en las instituciones catalanas, es ir en contra de los catalanes, es ir en contra del pueblo, en contra de Cataluña. Pues lo mismo ocurre ahora con los políticos que gobiernan en Andalucía con el tema de la enseñanza. Decir que los niños andaluces llevan dos años de retraso con relación a otras autonomías y que son los más atrasados en España, al menos en algunas materias, es acusar a los niños andaluces de ese retraso, es insultar a los andaluces, es ir en contra de Andalucía. Cuando en realidad los culpables tanto en un caso como en otro son los políticos, los que quitan o ponen más o menos recursos para que sucedan estas cosas. En una palabra, son los políticos y no el pueblo los que crean las condiciones para que surjan estos y otros problemas. Además, tanto en un sitio como en otro (Cataluña y Andalucía), están gobernando los mismos desde el inicio de lo que ellos llaman democracia. Alguna responsabilidad tendrán.
Cuando hay algo que funciona bien, ya sea en la gestión pública o en la civil, los políticos en seguida intentan apuntarse el tanto, airean todo lo que pueden cualquier logro de la sociedad y aunque ellos no hayan intervenido en nada, lo exponen como si fueran ellos los verdaderos protagonistas, que han dado lugar con sus políticas a conseguir ese logro que lo consideran suyo. Cuando algo va mal o crea problemas en la sociedad, los políticos intentan acallarlo, ocultarlo no quieren que se hable de ello y lejos de reconocer sus errores y rectificar, se empecinan en sus malas actuaciones, cargando contra quien lo denuncia y lo expone a la luz pública, acusándolo de insultar o de ir en contra del pueblo al que siempre ponen de pantalla, cuando son ellos.