De
todas las fechorías, delitos y traiciones cometidas por Rajoy en su carrera
política, el más grave es ese del que hoy se felicita, porque se larga de Cataluña dejándola al borde la
guerra civil, pero fingiendo que ha cumplido con su deber, que
al parecer era devolverla a la senda del golpismo que le llevó a reclamar el
artículo 155 de la Constitución para no cumplirlo. Hoy, si la CUP no lo
remedia, el Gobierno entregará todos los recursos materiales, policiales y
económicos del Estado en Cataluña a un
redomado racista que ya ha anunciado que reinstaurará la República,
se ciscará en la Ley y perseguirá a los que la hayan cumplido, en la leve
aplicación del 155. Millo, bolita de sebo que habla por la bolita de azufre que
representa a Rajoy, ha dicho que cuando se invista "al que sea", o
sea, al xenófobo racista Torra,
"como se habrá culminado el 155, automáticamente el diálogo se
retoma".
Total, que para
el Gobierno de Rajoy, su partido, sus aliados sociatas, su socio peneuvista y
el coro podemita del diario
festival de Sextavisión, la culminación del 155 era devolver
Cataluña al estado de insurrección que le obligó a aplicarlo, sin cerrar los
medios de comunicación, disolver los Mozos y cortar los fondos públicos a la
Generalidad y los golpistas del 1 de Octubre. No sólo se ha perdido una ocasión histórica de cortar por lo sano el golpismo catalán, sino que se le asegura una total impunidad en el presente y el futuro, por supuesto extensible al pasado, porque no tengo la menor duda de que la estrategia del bloque rajoyano-separatista (soga-cordón sanitario contra Ciudadanos) será ofrecer la salida de los presos golpistas -como los etarras- a cambio de moderar sus gestos de desafío al Estado y de humillación a los españoles. O sea, que el Golpe no se note mucho, que hay elecciones. Y si gana Albert Rivera, ahí le dejo un regalito: cinco comunidades autónomas a punto de rebelión.
Si Torra hace lo que ha dicho, con la CUP y Puigdemont -y lo hará-, entregarle los recursos del Estado no será, como desde tiempos de Mas y según ha dejado claro el Supremo, financiar el Golpe, sino la guerra civil en Cataluña y la voladura del edificio constitucional en un par de años, los que tiene Rajoy para darle -con Urkullu y Sánchez- abundante gasolina al pirómano.
En rigor, el pirómano es Rajoy.