Cada vez es más evidente la manipulación, la deformación de la información, de los políticos sus partidos y los medios que los respaldan. Unos y otros nos cuentan lo que quieren, cuando quieren y de la forma que les es más favorable, siempre buscando su beneficio particular o de grupo, nunca pensando en el bien común, en la sociedad, en el pueblo. Llegamos a tal extremo en nuestros tiempos que la mentira y el engaño es lo normal, y el que más y mejor lo haga parece que es el más apreciado y valorado por los ciudadanos. Y es que la mayor parte de los ciudadanos nos creemos lo que nos interesa, lo que está de acuerdo con nuestro sentir y pensar, ósea, con nuestro yo particular.
Como se puede confiar en la oligarquía de partidos políticos, cuando nos mienten y engañan con el descaro y la naturalidad con que lo hacen y lo han hecho, al menos todos los que nos han gobernado y gobiernan, desde la muerte de Franco, por no ir más para atrás, ¿Que credibilidad pueden tener las palabras de un Presidente de Gobierno, como el que tenemos, que cuando está en la oposición dice una cosa y cuando alcanza el poder hace todo lo contrario? ¿Qué credibilidad pueden tener, en general, las promesas que la mayor parte de los políticos, respaldados por sus correspondientes partidos, nos hacen en campaña electoral, si no tienen ningún tipo de responsabilidad ni compromiso de cara a la sociedad civil, que en definitiva es quien los paga y de dónde sacan su beneficio? ¿Qué credibilidad pueden tener los medios de comunicación subvencionados en su mayor parte por los gobiernos del Estado, para que digan siempre lo que el gobierno de turno o el partido político que cuando alcanza el poder mejor se porta con ellos?
Estamos totalmente manipulados y desorientados, tanto por parte de la oligarquía de partidos políticos, como de los medios de comunicación que tenemos. Todos ellos viven del Estado, engañando constantemente al pueblo. Y así nos va el plumero dejamos llevar una y otra vez por ellos.