El feminismo en general
y en concreto en España ha sido deslegitimado por el feminismo radical y
convertido en un movimiento de odio. Creado, promovido y financiado
millonariamente desde el estado, y abarcando absolutamente todos los ámbitos,
medios e instituciones.
Se ha creado un monstruo que crece cada día, y es en las leyes
de género el ejemplo más aterrador de la ventana de Overton, devorando los
principios más elementales de la razón y la lógica humana.
Las mujeres sensatas, justas y buenas personas de verdad, que
son la muy inmensa mayoría, se declaran abiertamente antifeministas y muestran
su indignación contra el feminismo actual de vividoras egoístas que defienden
su cruel negocio por encima de los derechos fundamentales de todas las
personas. Que con su odio al varón, hipocresía e inmensa cantidad de recursos,
ejercen el terror y una terrible dictadura que dinamita los cimientos del
Estado de Derecho que es convertido en la peor Inquisición. Generando un ataque
contra el sexo masculino y la heterosexualidad sin precedentes en la historia
de la humanidad. Una enorme psicosis contra el varón comparable al odio y
persecución que sufrieron negros y judíos. Llegando a crear leyes gravísimas y
numerosas discriminaciónes, incluidos tribunales de excepción exclusivamente
para "juzgar" hombres heterosexuales repartidos por toda España.
La psicosis contra el sexo masculino se palpa cada hora en los
medios de comunicación adoctrinados y controlados por la ideología sobre cómo
deben informar creando un estado de psicosis, ya recogido en el pacto de estado
contra el hombre y así perpetuar y extender su odio y negocio evitando
cualquier atisbo de disidencia. La Constitución en sus derechos humanos
fundamentales ha quedado reducida a un verdadero insulto contra todas las
personas, los hombres y sus familias, que son humilladas, maltratadas,
machacadas por esta ideología y sus injustas leyes de género.
Hay una gran diferencia entre concienciación y
criminalización.
Tras las gravísimas discriminaciones al hombre en las leyes de
género, las pretendidas campañas de concienciación son solo campañas de odio
psicosis y criminalización y un insulto más añadido a quienes han sido
desposeídos de derechos fundamentales y de toda dignidad humana.
Jamás en un país donde se respeten los derechos fundamentales
se podrá instrumentalizar delitos individuales para crear odio, discriminación,
señalamiento y violación gravísima de derechos fundamentales contra ningún
sexo, género, raza o colectivo sin que ello sea un crimen sexista o racista
contra millones de inocentes, tal como criminalmente se hace en las leyes de
género contra los hombres.
Los delitos son acciones individuales que solo representan a
quienes los cometen y nadie debe sufrir jamás la más mínima discriminación por
lo que hagan otros.
Compartir genitales o color de piel con quien comete un delito
no convierte en culpable.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría contar los delitos
que cometen negros, blancos, homosexuales, o extranjeros y crear una ley contra
ellos por mayor o menor número de delitos en una supuesta ley contra la
"violencia migrante", incitar odio públicamente desde el estado con
términos de "violencia migrante", "terrorismo migrante",
"lacra migrante", como a todas horas se hace contra el hombre
habiendo convertido este crimen de odio y señalamiento en normalidad.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría llevar un cómputo
anual en los medios diciendo el número de delitos cometidos hasta la fecha, y
el total desde que se crearon las leyes contra ellos, y que nada se dijera de la violencia cuando la sufren ellos,
tal como se hace exclusivamente contra los hombres heterosexuales.
Las leyes de género son el ejemplo más terrorífico de la
ventana de Overton donde se puede legalizar la incitación al odio, destrozar el
principio fundamental donde se sustenta un Estado de Derecho, que es la
igualdad ante la ley, y tras la manipulación de la sociedad, llamar a este
crimen sexista "leyes de igualdad, libertad y no discriminación".
Crimen de odio al que se han sumado políticos, ministerios, sindicatos,
Amnistía Internacional, Cruz Roja, ONGs.., todos y cada uno de los medios, organizaciones e
instituciones.
Haciendo saltar por los aires los derechos humanos
fundamentales de nuestra Constitución para el varón, que es detenido,
encarcelado, expulsado de su casa, humillado, maltratado separado de sus hijos,
sus bienes con la simple palabra de la mujer. En España actual no existe el
machismo y "patriarcado" inventado que infecta España de extremo a
extremo. No existe ni es causa de ningún mal. Existe un terrible hembrismo
hiper subvencionado, hiper empoderado que controla absolutamente todos los
medios y todas las instituciones y ejerce el terror con la Ley de Violencia de
Género, el pacto de Estado, Decreto 3 de agosto, la "perspectiva de
género", el inminente "solo si es sí" y las cientos de
aberraciones terribles fruto de legalizar la incitación al odio y la continua
instrumentalización de delitos individuales para cometer gravísimos crímenes
sexistas.
La ley deja indefenso y expuesto al varón ante cualquier mujer
sin escrúpulos que quiera destrozarle la vida por cualquier motivo, ya sin
necesaria denuncia, relación sentimental, ni prueba alguna más que su palabra,
pues para el varón se ha hecho desaparecer literalmente el estado de derecho.
La bondad o la maldad, la verdad o la mentira no tiene
absolutamente nada que ver con el sexo, el género, la raza o el color de la
piel de las personas.
Existen exactamente el mismo número de mujeres malvadas y sin
escrúpulos que hombres.
Las múltiples discriminaciones de las leyes de género han
dejado a todas las personas de sexo varón en una especie de libertad
condicional que cualquier mujer sin escrúpulos puede convertir en prisión a su
antojo. Obteniendo las múltiples ventajas que incitan la denuncia falsa y que
dejan sin recursos a las personas verdaderamente maltratadas. Personas que de
cualquier sexo, género, o raza, deberían tener derecho a ser protegidos en
igualdad sin la más mínima discriminación o exclusión.
El feminismo, por sus leyes de género habrá de pasar a la
historia como una de las mayores vergüenzas para la humanidad y ser el ejemplo
más atroz de la ventana de Overton, y de cómo el peor de los genocidios es
posible en cualquier país del mundo con el aplauso de todos.