Los papeles de Panamá nos retrata a los seres humanos, nos
describe en estado puro: egoísmo. Tal vez la selección natural ha premiado esta
actitud sobre otras como la solidaridad.
Pero a mí lo que verdaderamente me asombra es la desvergüenza
o el descaro que tienen ciertos personajes públicos en mentir sin pestañear
presentándose como solidarios a una nación que les importa un bledo. Tendríamos
que proceder como lo han hecho los islandeses que no han permitido que un
personaje público, como su primer ministro, represente a un pueblo en el que no
cree.
Independientemente de si es legal o no o de si han tenido o
no actividad; todos los implicados han quedado retratados y no deberíamos
olvidar.