El otro día concluía yo uno de mis blogs diciendo, que en este país no dimite ni el Tato, y para casos ahí va un Ejemplo:
Ayer salen una imágenes en los medios de comunicación del ministro de Finanzas de Japón, Shoichi Nakagawa, en las que aparecía durante la asistencia a la conferencia de prensa del G-7 en Roma, en estado de letargo, sin poder mantener los ojos abiertos y bostezando. Daba la impresión que estaba un poco ebrio.
Al día siguiente leo que renuncia a su cargo, en Román paladino “Dimite”, admitiéndole esta dimisión el primer ministro nipón Taro Aso. Esto en mi tierra se llama vergüenza torera, sentido común y Honor.
El pasado 3 de febrero, el alcalde de Madrid Ruiz Gallardón tuvo a bien charlar un rato con una reportera de la sexta, entiendo que después de haberse tomado una buena comida bien regada con un algún caldo de la tierra.
El caso es se ve al Alcalde un estado cercano a la melopea, tajada, moña, tranca, curda, pedal, cuelgue o intoxicación etílica, etc.
¿Dimitió? Ni hablar del peluquín, ni se le pasa a nadie por la cabeza, es mas seguro que alguno hasta dirá, sabes que esta un poco mas gracioso que de costumbre con una copita de mas, así me cae mejor. Lo de dimitir lo dejamos para los japos que para eso tienen cara de estreñíos.
Que pasa con nuestros políticos que han perdido la vergüenza torera, les falta como digo antes honor para ser dignos de un cargo así, recuerdo cuando pequeño que cuando dos hombres se daban la mano en un trato eso iba a misa no lo rompía ni Dios. Hasta en el primer artículo del reglamento de la guardia civil decía: El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil, todo eso es historia pasada.
viernes, 20 de febrero de 2009
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