No sé cómo se comportarán los
políticos y el pueblo en general de otros países de nuestro entorno, donde en
teoría gozan de más democracia, bienestar y respeto a nivel internacional que
nosotros. Me imagino que no habrá mucha diferencia entre unos y otros, pues
todos los seres humanos somos muy parecidos y todos estamos llenos de
imperfecciones, condicionamientos y presiones que nos incapacitan muchas veces
para llevar acabo las mejores acciones en favor de la convivencia, la justicia
y la solidaridad social. La diferencia entre unos países y otros no creo que
sea simplemente de los actuales políticos son, a mi entender y, principalmente
por las reglas del juego (Constitución), que se han dado democráticamente, y no
impuesta ni consensuada, como se hizo en España, entre una elite (partidos políticos),
y representantes de un régimen totalitario que solo buscaban todos ellos su
propio beneficio. Una constitución donde se reflejen las normas del juego
político, la elección directa por los ciudadanos de sus gobernantes y
representantes en el Parlamento (en elecciones separadas), la independencia del
poder judicial, y la forma de estado previamente debatida y conocida por el
pueblo. Una constitución que impida las desviaciones políticas por ideologías,
intereses particulares o elitistas, con recursos para defender la democracia y
el Estado de Derecho. Que todo el mundo sepa que es la norma suprema del Estado
Español, que hay que respetar, acatar y defender de los ataques internos o
externos que pueda tener. En la medida en que se cumplan más o menos estas
reglas del juego se tendrá más o menos, o ninguna democracia y esa y no otra es
la verdadera diferencia entre unos países y otros. Donde está el origen de su
mayor o menor estabilidad política, progreso, bienestar y respeto
internacional.
En España mientras que
mayoritariamente los partidos políticos sigan respaldando y defendiendo el
régimen impuesto desde la muerte de Franco, incluso lo quieran incrementar
(negativamente para el pueblo), como lo está haciendo ahora Pedro Sánchez
(PSOE), negociando con los que quieren romper el Estado y la unidad de España,
mintiendo descaradamente y engañando al pueblo español, rehuyendo la aplicación
de la propia Constitución y las leyes del Estado de Derecho cuando es necesario
hacerlo o, como ha insinuado Pablo Casado (PP), proponiendo a Pedro
Sánchez consensuar entre los dos una prima de 50 escaños para la lista más
votada, para poder formar gobierno y evitar los bloqueos, al estilo de Grecia,
siempre copiando lo peor de otras pseudodemocracias, para seguir beneficiándose
los dos grandes partidos (bipartidismo), despojando cada vez más al pueblo de
cualquier atisbo de soberanía que todavía le pueda quedar. No conseguiremos
nunca ningún tipo de estabilidad política duradera, ni progreso, ni bienestar
social, porque sencillamente lo que tenemos es una pseudodemocracia, lo
queramos o no reconocer, antes con el régimen anterior, una democracia orgánica
(dictadura unipersonal), y ahora una pseudodemocracia (dictadura de partidos
políticos) que solo buscan su propio beneficio. Sin importarles ni reparar en
nada aunque afecte negativamente al Estado, a la Nación o al pueblo. Como en
toda dictadura guiados simplemente por las ambiciones personales e intereses
propios y de partido.
Los políticos de hace unas décadas
del PSOE (Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, etc.) y algunos del
PP (José María Aznar) critican ahora a los políticos del momento, pero lo
cierto y verdad es que ellos no fueron mucho mejor que estos. Ellos, los
políticos de hace unas décadas, fueron los que crearon el Estado de las
Autonomías, los que pasaron las competencias de sanidad, enseñanza y parte de
justicia, entre otras, a las autonomías que deberían estar en el Estado y
además crearon el Cupo Vasco y Navarro, en virtud de no sé qué derechos
históricos, simplemente para complacer a los nacionalistas. Todas estas cosas
son sin duda el origen de los conflictos que ahora tenemos, dejaron que sus
partidos se corrompieran, desmantelaron todas las empresas del INI, y vendieron
todas las joyas de la corona (Eléctricas, Telefónica, Iberia, Repsol, Renfe,
Tabacalera, etc.) a sus amiguetes, que incluso previamente a muchos de ellos
les pusieron al frente de ellas. Y por eso vivimos unos cuantos años pensando
que estábamos en el buen camino, que vivíamos en democracia porque la economía
parecía que funcionaba bien. Cuando realmente nos estábamos comiendo y
despilfarrando muchos de nuestros propios ahorros y el de nuestros mayores
ganados con mucho esfuerzo a lo largo de los años, precisamente en la época
franquista, y no porque los políticos hicieran una buena gestión económica ni
política de productividad y progreso. Ahora algunos de los políticos que
iniciaron el régimen democrático, que dicen que tenemos, se escandalizan cuando
ven los resultados de su propia política, pero cuando tuvieron la ocasión y la
obligación de hacer lo mejor para la Nación y sus ciudadanos, solo pensaron en
ellos mismos y en su partido político, como lo están haciendo ahora sus
sucesores. Estos políticos lejos de progresar hacia una verdadera democracia,
dejaron bien marcado el camino a los que les sucedían en sus partidos políticos
para que siguieran la ruta de la pseudodemocracia, que también les había ido en
ella, y que ellos mismos participaron en su creación, apoyaron, defendieron y
siguen, pese a todo, defendiendo la falsa democracia que tenemos.
Por todo lo anterior me siento muy
pesimista, pues creo sinceramente que no tenemos ni hemos tenido nunca
democracia en nuestro País. No la conocemos y además creo que estamos muy lejos
de conseguirla. Estamos gobernados por políticos que están en la inopia
(indigencia mental) y el pueblo está en Babia (reino de los distraídos) por
falta de conocimientos, engaños y mentiras, confusión o comodidad.