Como esto es un tema recurrente que viene desde Platón, he
sacado del copy pegue de internet este resumen como un documento de estudio
abierto a sugerencias, para realizar una "especificación de requisitos
" que permita fundar una sociedad o cofradía, (si no estuviera ya
fundada) que se dedicase al
arte de la mentira política y poder asesorar a cualquier miembro de cualquier partido político.
Es sin duda un arte,
el mentir haciendo creer a la gente verdades beneficiosas, pues decir la
verdad tal cual, no tiene ningún mérito.
Si damos por supuesto que está justificado mentir por el
bien del personal, el paso a mentir por el mal del mismo, tiene una frontera
muy tenue y cualquier gobernante una vez
que dio el primer paso y se metió en el
fango, si no tiene la integridad muy bien asentada, es muy fácil que vuelva a
meterse en el fango.
Aunque los ilustrados, a esta pregunta ya la contestaron
con un no, y lo argumentaron, pues
determinaron que el personal
tomaría mejores decisiones para
todos si mediaba y si se partía de la verdad. Como creo que realmente estamos en retroceso en muchos campos, pues esta pregunta ya la
tenían resuelto hace 2 siglos, lo saco
de nuevo a la palestra al ser un tema de reciente actualidad, sobre todo si
como parece hay que hacer una salvación nacional.
Si partimos como dicen los clásicos de que la masa es
crédula y todo el mundo miente.
El requisito principal para el arte de la mentira política,
es que la mentira debe ser "VEROSIMIL" y nunca se debe superar ese
límite.
Por ello
- No se puede exagerar pues la mentira deberá guardar
proporción y debe estar en el justo medio, no se puede poner un anzuelo
demasiado gordo o que se vea el cordel porque se va a notar.
- No sería prudente fijar en la mentira predicciones
a corto plazo, pues el tiempo corre rápido y se quedaría en evidencia.
- Las mentiras deben sustraerse a cualquier comprobación y refutación, por lo que es
mejor a largo plazo.
- Hay que diversificar las mentiras y dosificarlas, no dar
la matraca con la misma pues se puede llegar a descubrir, y fracasar. Esto
sería más propio de algún periodista
aficionado que de un artista político.
- Si se hubieran dicho demasiadas mentiras en poco
tiempo como pasa en las elecciones, es
preciso seguir una dieta de 3 meses al menos, diciendo solo verdades, por más
que cueste seguirla, es necesario para recuperar la reputación.
- Es indispensable
contar con una masa de crédulos dispuestos a repetir y difundir las falsas noticias que otros han
inventado, pues no hay nadie mejor para propagarla que el que se lo cree.
- En el seno de la cofradía se desarrollaran las pruebas
pilotos, para determinar si las mentiras de prueba o globos sonda, dan o
no pie al engaño.
- Conviene desconfiar como de la peste de los personajes
cabales y de cualquier individuo del que se tenga la mera sospecha de ser
sincero.
- Si se advierte de que cualquier individuo se sonroja al
soltar la mentira, pierde la compostura o le da por guiñar un ojo cuando la
repite, debe ser excluido de la sociedad inmediatamente.
- Sería un objetivo de la sociedad hacer de la mentira una obligación, y
producir mentirosos imperturbables que mientan mejor que respiren.
- Es imprescindible
en la alta jerarquía que reine la moderación para que los jefes llevados
por un excesivo celo y ardor vehemente, no acaben creyéndose sus propias
mentiras.
Al utilizarse hoy
día los medios electrónicos, se debe racionalizar mediante la organización y la división del trabajo,
por lo que cada uno hará la parte que le
corresponda de la mentira, sin ningún
remordimiento ni responsabilidad en el producto final.
Conviene saber que el
que engañe con arte siempre encontrara gente que se deje engañar.
Si se llegase como consecuencia de un mal cálculo a un
conflicto armado, es preciso constatar
que la guerra se alimenta de falsedades, y que su duración está en
proporción a esa alimentación, y que las mentiras aterradoras tienen más
velocidad de difusión.
La mejor forma de atacar una mentira es con otra y la verdad
se sabe que va siempre detrás de la mentira, al menos un cuarto de hora
después, por lo que la mentira siempre
surte efecto, en cierta forma es como un médico que encuentra el remedio media
hora después de que se le ha muerto el
paciente.