Discurso de Jesús Lainz en el Parlamento Europeo situado en Bruselas:
“Lo que a mí me corresponde es explicarles brevemente la falsedad de la
legitimación histórica para la secesión de Cataluña. Dado el poco tiempo
disponible, les plantearé brevemente ocho cuestiones para responder a la
incesante falsificación histórica de los separatistas.
1- La primera, casi superflua, es la de que, evidentemente, Cataluña no
tiene ningún derecho de autodeterminación, derecho muy claramente definido por
la ONU y cuyos titulares son los antiguos territorios coloniales o los
sometidos a dominio extranjero, lo que, obviamente, no es el caso de Cataluña.
2- La segunda consiste en la obsesión de los separatistas por extraer de la
existencia en el pasado de un reino, un ducado, un condado, una república o
cualquier forma de Estado, el derecho de secesión en el siglo XXI. ¿Se imaginan
ustedes que, de la existencia en el siglo VIII de los reinos de Essex, Wessex o
Mercia alguien dedujese el derecho de sus habitantes a separarse de Inglaterra
en el siglo XXI? En Italia existieron las repúblicas de Venecia y Génova, el
reino de Cerdeña, el de Nápoles y el de las Dos Sicilias. ¿Tendrán por ello
estas regiones italianas derecho a separarse de Italia en el siglo XXI? En
Alemania existieron los reinos de Baviera, Prusia, Sajonia, Hannover o
Würtemberg y otros treinta y nueve Estados de la Confederación Germánica. ¿Se
imaginan las risas en Alemania si a alguien se le ocurriese sostener que los
habitantes de los territorios donde existieron aquellos reinos tienen derecho a
independizarse en el siglo XXI? Y no olviden el pequeño detalle de que todos
estos reinos que acabo de mencionar al menos tuvieron la virtud de existir,
mientras que lo que nunca existió fue un reino independiente de Cataluña. Por
lo tanto, si los habitantes de ninguno de estos territorios tienen el derecho a
separarse de sus naciones, ¿por qué los de Cataluña sí habrían de tenerlo?
3- Los separatistas sostienen que Cataluña es algo ajeno a España, que su
vinculación con ella ha sido muy débil. Pero Cataluña siempre fue parte de
España, nada menos desde que Roma comenzó a dar forma administrativa a los
pueblos de la Península Ibérica, con la catalana Tarragona como primera capital
de la Hispania romana. Y, posteriormente, la catalana Barcelona sería la
primera capital de la Hispania visigoda. A partir de entonces, los catalanes
han participado en todas las empresas históricas de España: la Reconquista de
ocho siglos contra los invasores musulmanes, el descubrimiento y conquista de
América, etc. Porque con Colón y con Hernán Cortés estuvieron muchos catalanes,
y buena parte de los primeros evangelizadores de América fueron monjes
catalanes. Y ya que estamos en Bruselas, no podemos dejar de recordar a los
Tercios de Flandes, en los que muchos soldados catalanes lucharon a las órdenes
del duque de Alba, aunque, evidentemente, los separatistas catalanes no lo
mencionen nunca.
4- En cuarto lugar, los separatistas catalanes sostienen que España es una
nación desarticulada, imperfecta, poco sólida, poco hecha. Pero si echamos un
vistazo a Europa, veremos que naciones tan indudables y sólidas como Italia o
Alemania se unificaron hace sólo ciento cincuenta años. En cuanto a Francia,
otra nación evidentísima, Saboya y Niza se incorporaron a ella muy
recientemente, en 1860. Y Alsacia y Lorena hace bastante menos: exactamente
ciento un años, en 1918, al terminar la Primera Guerra Mundial. En cuanto a
Polonia, dependiendo del siglo del que hablemos, la veremos cambiar de tamaño y
de ubicación en el mapa. E incluso desapareció durante largo tiempo. España,
por el contrario, lleva seis siglos siendo lo que es. Pues bien, si ninguna de
estas regiones de estos países, a pesar de su reciente incorporación, tienen el
derecho a la secesión, ¿por qué Cataluña, que lleva en España dos mil años,
¿sí?
5- La quinta cuestión se refiere a Escocia, cuyo referéndum legal de 2014
es muy utilizado como ejemplo por los separatistas catalanes. Pero el ejemplo
es inapropiado, puesto que la legislación constitucional británica no es la
española, por lo que no se comprende por qué habría de extenderse a España o a
ningún otro país del mundo. Porque la legislación británica es, obviamente,
fruto de la historia de Gran Bretaña. Pues en 1707 dos parlamentos, el escocés
y el inglés, de dos reinos, Escocia e Inglaterra, acordaron fundirse para
conformar el Reino de Gran Bretaña mediante el Acta de Unión. Pero, en el caso
español, jamás hubo ningún parlamento catalán de ningún reino de Cataluña que
pactase de igual a igual con un parlamento español de un reino de España para
conformar el Reino Unido de España mediante ninguna Acta de Unión. Por lo
tanto, la explicación histórica y las consecuencias jurídicas son completamente
distintas.
6- Otro elemento esencial en la falsaria propaganda separatista es que
Cataluña fue invadida por España en 1714, elemento muy utilizado tanto en el
exterior como en el interior. En el exterior, para ganarse simpatías entre
aquellos desinformados que se creen lo de un país pequeño invadido por una
potencia más grande. Y en el interior, para lavar el cerebro de los catalanes,
especialmente de los niños. Un ejemplo: el dirigente separatista Artur Mas
declaró a Le Monde en febrero de 2012 que “Cataluña pertenece al Estado español
desde hace trescientos años por la fuerza, tras haber perdido batallas y
guerras”. Pero esto es sencillamente mentira. Lo que hubo en España en 1714 no
fue una guerra entre españoles y catalanes, sino entre los partidarios del
candidato Habsburgo y los del Borbón. Y de unos y de otros los hubo en todas
las regiones españolas, Cataluña incluida. Pero como Barcelona fue la última
resistencia del finalmente derrotado candidato Habsburgo, con la debida
tergiversación se presenta como una guerra entre españoles y catalanes. Y,
dicho sea de paso, el motivo principal del apoyo probablemente mayoritario en
Cataluña al candidato Habsburgo fue la tradicional francofobia de los
catalanes, detalle que Artur Mas, por supuesto, no explicó a Le Monde.
7- Otra de las mentiras, de gran eficacia propagandística, con la que se
suele intoxicar la opinión pública europea consiste en sostener que Cataluña
merece la secesión por haber sufrido especialmente durante el régimen de
Franco. No es éste, evidentemente, momento ni lugar para explicarlo. Sólo les
daré tres breves datos: hubo más voluntarios catalanes luchando en el bando
franquista que en el republicano; el régimen franquista estuvo plagado de
ministros, parlamentarios, embajadores y otros altos cargos catalanes; y
Cataluña fue la región más beneficiada por la política económica del
franquismo. Podríamos extendernos hasta el infinito, pero les daré un solo
dato: en 1975, cuando murió Franco, Cataluña, que representa el 6% del territorio
español, contaba con el 45% de los kilómetros de autopista.
8- Por último, otro argumento de gran eficacia sentimental: la lengua
catalana como justificación de la secesión, argumento absurdo donde los haya,
pero muy utilizado en la propaganda. Pues, ¿desde cuándo una lengua es igual a
una nación? Se calcula que en el mundo se hablan unas 6.000 lenguas, y en la
ONU hay representadas 193 naciones. ¿Qué sucede entonces? ¿Qué falla aquí? ¿En
el mundo sobran 5.800 lenguas? ¿O en la ONU faltan 5.800 naciones? Pero
vengámonos más cerca, a Europa. Pues el único país europeo donde se habla una
sola lengua es Islandia. Todos los demás son multilingües. Aquí, en Bélgica,
por ejemplo, se hablan tres: francés, flamenco y alemán. Y en Francia o Italia,
países aparentemente monolingües, se hablan más lenguas que en España. ¿Estará
dispuesta Francia, la Republique Une et Indivisible, a conceder la
independencia a Alsacia porque allí se habla alemán, a Bretaña porque allí se
habla bretón, a Provenza porque allí se habla provenzal, a Córcega porque allí
se habla corso, a los Pirineos Atlánticos porque allí se habla vasco y al
Rosellón porque allí se habla catalán?
Concluyamos: Cataluña no tiene ningún derecho histórico, ni jurídico, ni
étnico, ni lingüístico, ni cultural, ni de ningún tipo, a la secesión. O como
dicen los separatistas, ningún derecho a decidir, que es el eufemismo para no
mencionar la inaplicable autodeterminación.
¿Por qué especial privilegio, por qué especial superioridad los catalanes
tendrían derecho a decidir unilateralmente la destrucción de España mientras
que los demás españoles tendrían que mantener la boca cerrada? Porque no
olvidemos que la tan repetida construcción nacional catalana no es otra cosa
que la destrucción nacional de España.
¿Ustedes, señores franceses, italianos, británicos, polacos, alemanes,
aceptarían que los habitantes de una región decidiesen la destrucción de sus
naciones sin que los demás habitantes de las demás regiones pudieran participar
en la decisión?
Efectivamente, el derecho a decidir existe: es el derecho que, para decidir
sobre la existencia o desaparición de España, tienen todos los ciudadanos
españoles “.