Desde el principio hasta el día de hoy recurrentemente se
anunció por parte del Sr. Sánchez, de los ministros que habitualmente
intervienen en las ruedas de prensa "con plasma", y del propio Sr.
Simón, que todas las decisiones se basan en los informes y opiniones de un
grupo de expertos en la materia, avaladas en su experimentada opinión en el
campo preferentemente de la epidemiología.
Que conste porque es así, que también autoridades de las Comunidades
Autónomas usan y abusan de ese mantra "todas las decisiones se toman según
las indicaciones de los expertos ... ... y bla bla bla".
También costó mucho tiempo y mucha insistencia que se diera
cuenta de las empresas con las que se había contratado la compra de productos
de protección sanitaria, sobre todo y evidentemente los que resultaron fallidos
en parte o totalmente, finalmente se supo más por investigación periodística
que por propia manifestación del Gobierno, que como la mayoría de
investigaciones periodísticas suele partir desde "dentro",
sencillamente "filtraciones".
Y dando como resultado alguna contratación por decirlo suave,
sorprendente.
Bien, pues ahora de manera totalmente incomprensible, o quizá
no tanto, se niega una y otra vez a la ciudadanía el nombre y el currículum
vital, experiencia, méritos, capacidades, experiencia, etc., de una serie de
señoras y señores que deciden en una buena parte el devenir diario de nuestras
vidas. Con la peregrina excusa de no
someterles a una presión que podría resultar en detrimento de su labor.
Vamos a puntualizar un poquito:
* Cualquier persona que
sirva, trabaje, o asesore al Estado, sea permanentemente (funcionarios), u
otras actividades temporales (asesores, expertos, etc.) debe ser público, su
personalidad civil y los conocimientos para desarrollar la labor encomendada.
* Si alguien en esa
excelsa labor se sintiere presionado, lo manifiesta, se va para su casa y otro
lo sustituirá en su puesto, todo ello independiemiente de que se cobre
pecuniariamente, mucho-poco-nada.
En el caso que nos ocupa, se puede entender la discreción
debida, una exposición mínima (o si se quiere ninguna) a la exposición
mediática, ya está el Sr. Simón para eso, bien, todo ello en aras a no
mediatizar ni perjudicar la efectividad de la carga de trabajo a desarrollar,
bien también, pero una cosa es eso y otra es la opacidad como norma y bandera
en una sociedad formalmente democrática.
Tanto más cuando repetido una y mil veces habíamos quedado que
llegaba el ... ... ... ... "Gobierno de la Transparencia"