Últimamente estamos viendo cómo van apareciendo noticias sobre
los devaneos y posibles corruptelas del rey emérito que sin duda alguna
desprestigian y ponen en entredicho a la monarquía en nuestro País. Me parece
un poco extraño por no decir imposible que los distintos gobiernos del Estado y
si me apuras un poco algunos nacionalistas no estuvieran información de todo
esto. Ha sido ahora, cuando las informaciones o denuncias aparecen en otros
países europeos y en otras corruptelas de los poderes del Estado (caso
Villarejo); los problemas judiciales de Podemos y en medio de la crisis de la
pandemia del coronavirus, pésimamente gestionada por el Gobierno. Cuando la
justicia y la política española empiezan a moverse lentamente, sin saber muy
bien cómo encajarlo y/o esperando posiblemente los acontecimientos, sobre este
tema, en el extranjero. Es por otra parte normal que antiguos exministros y
altos cargos del PP y PSOE firmen un manifiesto de apoyo a Juan Carlos I, pues
no es de extrañar que algunos de ellos hayan sido también encubridores de esos
devaneos y posibles corruptelas, y/o quizás porque defendiendo a Juan Carlos I,
como lo hacen también algunos medios y como hizo Felipe González con Jordi
Pujol o cómo Rajoy con la infanta Cristina hija del rey emérito, me parece como
mínimo una forma de presionar a la justicia y de seguir tapando lo que a todas
luces parece cierto. Es según mi criterio una forma de defenderse ellos mismos
y al sistema político corrupto, del que forman parte, que en España tenemos.
Como consecuencia de estos devaneos y presuntas corruptelas
del que ha sido jefe del estado durante cuarenta años en España, algunas
formaciones políticas, como UP nacionalistas y una parte importante del PSOE,
aprovechan para desprestigiar a la monarquía pensando tal vez que es el momento
de plantear al pueblo el dilema de monarquía o república como una solución a
los grandes problemas, y sobre todo para los nacionalistas como un paso más
hacia el independentismo ¿Pero cuáles son las verdaderas razones por las que
algunas formaciones políticas quieren cargarse la monarquía? ¿Qué pretenden
conseguir con este cambio? ¿Quién elegiría al presidente de una hipotética
república, el pueblo directamente en unas elecciones con distrito único para
toda España o la jerarquía de esos partidos políticos que la promueven, como
hacen ahora para elegir al presidente de gobierno? El rey por lo menos es
neutral y tiene el mando supremo de las fuerzas armadas, que en teoría
defienden la integridad territorial de España (art. 8 de la Constitución)
¿Puede ser neutral un jefe de Estado elegido por la jerarquía de uno o varios
partidos en coalición, o será otro monigote más para vivir como un rey (nunca
mejor dicho) a las órdenes del partido o partidos que lo han elegido? ¿Puede
velar por la integridad territorial de España un jefe de Estado elegido por los
que, ahora, quieren dividirla o destruirla?
No se trata de defender a la monarquía, ni tampoco de
cambiarla por una república bananera, se trata de ver las cosas con objetividad
valorando sus efectos, buscando siempre lo mejor para la mayor parte de los
ciudadanos y sin dejarse llevar por el discurso fácil, engañoso y demagógico de
los que están en contra de la democracia, del pueblo y de la unidad de España.
Es posible que muchos ciudadanos guiados por los escándalos del rey emérito,
impuesto por Franco, pero aceptado por la mayoría de los partidos políticos, y
me atrevo a decir por la mayor parte, aunque fuera manipulado por esos partidos
políticos, del pueblo; por los mensajes populistas de los nacionalistas y
formaciones políticas que se caracterizan más por su interés en dividir o
romper España que por conseguir una auténtica democracia y por su lealtad al
pueblo, se dejen llevar por estos acontecimientos.
Aunque a nadie con un poco sentido común se le escape que, a
estas alturas de la vida en el siglo XXI, el acceso a la jefatura del Estado,
el cargo del país que más formación, experiencia y méritos requiere, sea
adjudicado por herencia, es lógico pensar que algún día habrá que plantear este
dilema al pueblo. Pero no podemos o más bien no debemos estar constantemente
dando palos de ciego, para ir de mal en peor. Para avanzar hacia una verdadera
democracia no es ahora precisamente la monarquía el principal obstáculo que
tenemos, sino el régimen corrupto de la partidocracia. Si bien es cierto que la
adjudicación de la jefatura del Estado es por herencia, algo claramente poco
democrático, y algunos políticos guiados más por sus intereses que por el bien
de la democracia y España, quieren cambiar o eliminar, alegando entre otras
cosas sus presuntas corruptelas y por ser una imposición del pasado no
democrático en nuestro país. No es menos cierto y menos democrático que los
fueros vasco y navarro de los que gozan en estos territorios, también por
herencia de tiempos pasados, y a todas luces injustos, inadecuados y en clara
desigualdad con el resto de España, sean respaldados, consentidos y apoyados
prácticamente por todos los partidos políticos y muy especialmente por los
nacionalistas y por los que más están por cambiar no solamente la monarquía por
una república a su medida, engañando una vez más al pueblo, sino también por
romper la unidad de España.
Si verdaderamente queremos llegar a vivir en democracia hagamos lo posible por conseguirla, empezando por no dejarnos llevar por intereses de partido, ideologías y hagamos lo posible por conseguirla, empezando por no dejarnos llevar por intereses de partido, ideologías y nacional