La salud es el bien más preciado que podemos tener, por eso
tenemos que cuidarla, conservarla y prevenir de la enfermedad. Tenemos que
tomar conciencia de que es algo particularmente nuestro y por tanto somos nosotros
mismos los que tenemos que tomar las riendas de nuestra propia salud, y no
pensar que para eso están los médicos a los que acudimos cuando nos encontremos
mal para que nos curen. Nuestra salud es exclusivamente nuestra y por tanto
somos los responsables de ella y no vale el dejarla en manos de nadie, ni de
médicos, ni de cualquier otro especialista de la salud. Somos nosotros mismos
los que tenemos que velar por ella haciéndonos responsables de todo lo que
atañe a nuestro cuerpo mente y espíritu.
Los médicos nos pueden ayudar, haciendo más llevaderos los
sufrimientos que produce la enfermedad, pero difícilmente nos curaran o nos
liberaran de las causas por las que hemos enfermado y mucho menos a
prevenirlas. Somos nosotros los que nos tenemos que prevenir de las dolencias
que nos pueden generar un mal estilo de vida, una inadecuada alimentación,
malos hábitos y pensamientos negativos. Urge por tanto hacernos cargo de
nuestra propia salud, pues en ello nos va, como mínimo, una buena o mala
calidad de vida o incluso la propia existencia.
Tenemos que ser conscientes de que todo en la vida tiene su
porque, nada es casual, todo ocurre por algo. En el caso de una buena o mala
salud pasa lo mismo, pues a excepción de aquellos que nacen con problemas, que
son muy poquitos, el resto, en la mayor parte de las veces, todos los problemas
de salud nos los hemos creado nosotros mismo, por ignorancia y/o falta de
concienciación sobre este tema tan importante de nuestra vida.
Las enfermedades no vienen solo con la edad, aunque si es
verdad que la padecemos más que cuando somos jóvenes, entre otras cosas, porque
tenemos menos recursos, hormonas, energía etc. para combatirlas, pero
esencialmente aparecen cuando nuestro cuerpo está lleno de toxicidades. Cuanto
más mayores somos, está claro que más toxinas acumulamos, debido especialmente
a una mala alimentación y estilo de vida, bien por comer demasiado, estar mal
nutridos, no hacer algo de ejercicio o por llevar una vida desordenada sin
respetarnos a nosotros mismos.
Es importante que aprendamos a cuidarnos nosotros mismos, que
aprendamos a comer, alimentarnos y limpiarnos de las suciedades y toxicidades
que genera nuestro cuerpo, no solamente por fuera, también por dentro.
La alimentación influye sin duda en todos los órganos del
cuerpo, incluido el cerebro, pues si está bien alimentado tendremos lucidez,
claridad de ideas, capacidad de trabajo y concentración, Si por el contrario
está mal nutrido y dañado nos será muy difícil concentrarnos, tendremos pocos
reflejos y nuestros pensamientos estarán distorsionados por los dolores y
molestias. La alimentación es una parte muy importante de una buena o mala
salud, física y mental; pues si estamos bien nutridos, que no quiere decir bien
alimentados, pues podemos estar bien alimentados y mal nutridos, todos nuestros
órganos funcionaran mejor, incluido el cerebro, que si tenemos algún tipo de
deficiencia nutricional.
Todo es importante en la vida y de nada tenemos que pasar, la
educación, las ciencias, la política, las relaciones humanas, etc., pero si
tenemos que establecer prioridades la primera será siempre, la relacionada con
la salud a través de la alimentación y estilo de vida, pues en ello nos va
nuestra existencia, nuestra propia vida.
Una alimentación basada principalmente en productos naturales
como toda clase de frutas y verduras, cereales no refinados, legumbres y frutos
secos, será siempre mucho más sana que una alimentación basada o con
preponderancia en las carnes, pescados, productos lácteos (leches y derivados)
huevos, dulces y frituras con aceites muchas veces recalentados y poco buenos.
Esto no quiere decir que no podamos o debamos comer nunca estos productos, pero
sí, hacerlo lo menos posible, especialmente los lácteos, las carnes y los
dulces.
Es bien sabido que con el exceso de proteínas se acidifica la
sangre y es causa de muchas dolencias como la gota, diabetes, colesterol y
dolencias cardiacas, incluso el cáncer, por poner algunos ejemplos.
Igual que los problemas psicológicos y mentales como la
ansiedad, él estrés y otros se pueden somatizar, convertirse en dolencias
físicas. Los problemas físicos, pueden hacerse psíquicos e influir en nuestra
mente y nuestra disposición interna y de cara al mundo que nos rodea. Luego
está claro que la salud física y mental, están íntimamente unidas, van de la
mano.
Como el tema de la salud atreves de la alimentación me parece
muy importante os indico un libro que os puede interesar a todos y que podéis
bajar gratis para leer, pulsando sobre su título “El Estudio en China”