El PSOE que gustaba a una mayoría (y me incluyo) de
españolitos en los 80 desapareció de la
escena con el escoramiento de Zapatero y Zetapedro hacia la
izquierda-izquierda (me brotan incontenibles
carcajadas cuando Zetapedro tiene “el morro” de decir que ellos son “el
centro”) y hacia los intereses espurios hacia el poder por el poder.
En lugar de mirar y aceptar eso, que sería el fondo y el
meollo de su problema como vienen denunciando las mejores y más experimentadas
voces del propio PSOE (Guerra inclusive), se emperran y se pierden, de la mano
de advenedizos y oportunistas (e incompetentes, por más señas) como ZP y
Sánchez, en “las formas” y las cuentas de votos y las cábalas para seguir con
ese poder “como sea” (que diría ZP), sin pararse a taponar la hemorragia de
ideología sensata que les dio el triunfo en aquellos 80’s.
Al final se quedarán sin lo uno y sin lo otro, en una deriva
como la que sufrió Izquierda Unida tras la marcha de Anguita, quedando en un
partido casi irrelevante que sobrevive, más que por ser “izquierda” por ser
“torcida”: o sea, por la hinchada inasequible al desaliento que, pase lo que
pase, es fiel a unas siglas. Lo que pasa además es que cada vez queda menos gente
tan fiel y cada vez hay más siglas en que dispersarlos:
En fin, que el diablo salve al PSOE, porque lo que es Podemos
lo arrastrará en su caída; o mucho habrían de cambiar las cosas.