viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Porque a los catalanes se les llama "polacos"?.


Versiones hay tantas como colores. Algunas originales, otras de marcado corte nacionalista; pocas se sustentan en hechos históricos, aunque muchas dicen hacerlo, pero la pregunta es siempre la misma: ¿Por qué se llama polacos a los catalanes?
Una interpretación basada teóricamente en hechos documentados dice que en el siglo XVII existía un floreciente comercio maderero entre Polonia y la Península Ibérica. Los carros repletos de troncos llegaban por tierra hasta Marsella, donde naves catalanas recogían el cargamento y a los comerciantes polacos con destino a los puertos de Andalucía, donde se construían los barcos con destino a las colonias americanas. Debido a la barrera idiomática, los marineros catalanes apenas llegaban a comprender la palabra “czarny [charne]”: negros o morenos de piel; que interpretaban como que los polacos querían llegar hasta los españoles del sur, y de aquí provendría el actual apelativo que los catalanes dan a los inmigrantes españoles “charnegos”. Al mismo tiempo, los andaluces empezaron a aplicar a todos los que venían en las naves el adjetivo de “polacos”. Y de allí hasta hoy.
En cambio, sí otorga más credibilidad a que ya en el siglo XVIII se llamaba “polacos” a los individuos de uno de los dos bandos en los que se dividían los aficionados madrileños en los teatros. Dicho grupo era el más escandaloso, por lo que el término se traspasó a los políticos catalanes que en el siglo XIX acudían a la capital española a reclamar y pedir para Cataluña con similar exasperación.

Una teoría muy cercana es la de José Luis Gómez Urdáñez, Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de La Rioja. En Madrid, a mediados del siglo XIX, existían en los ambientes políticas dos insultos recogidos en un diccionario de términos de la época y en diversos diarios de sesiones: turronero y polaco. El primero era el que iba a las Cortes a llenarse los bolsillos, o sea, a por el turrón. En cambio, el polaco era el que pedía para su causa particular, en especial, la de su región. Como los más insistentes eran los catalanes, mientras que en los Congresos y Tratados internacionales de por entonces eran los polacos (ya que Polonia no existía y siempre exigían su reconocimiento), se les llamó del mismo modo, pues se parecían. “Siempre mostrando sus miserias de patria sin nación”, finaliza Gómez.