Siempre he oído decir esta frase, pero nunca como ahora se
antoja más evidente, si se diera por cierto como datos verdaderamente
incontestables el gráfico elaborado por Luis Huete (profesor de IESE). Lógicamente los datos para contrastar la
eficiencia de los diversos países no pueden ser otros que, fallecidos por
millón de habitantes y caída del PIB, sabiendo como sabemos que ningún país da
datos reales de fallecimientos por COVID-19, entre otras cosas porque no se
sabe a ciencia cierta dado que solo se contabilizan a aquellos a los que se le
efectuaron las pruebas pertinentes, y también sabemos que ante la duda se
tiende a disminuirlos.
Del gráfico que viene en el artículo mencionado en anexo
adjunto, se deduce que:
* La actuación de
España es tristemente desafortunada.
* Claramente se puede
observar los países que priorizan la economía en detrimento de las vidas (y lo
contrario).
En fin, también es cierto que esto está lejos de haber
terminado, por mucho que el Gobierno (el nuestro y todos), afirmen que el
número de la cifra de fallecidos está mejorando mucho, y se obvie el detrimento
económico (el nuestro y todos), con lo cual los datos son susceptibles tanto de
mejorar (ojalá) como de empeorar.
Ciertamente es una apreciación aproximativa a fecha de hoy, el
futuro no está escrito, y habrá que tirar de otra frase popular ... "las
cosas no son como empiezan sino como acaban".