Mañanita de Febrero
al campo salió Garzón,
mas no a desenterrar rojos
sino a cazar el muflón.
Alcahuete le acompaña
un ministro bermellón
de modales desabridos
y bermeja la color.
Y tras los dos nobles brutos,
séquito multicolor:
funcionarios lameculos,
periodistas de capón,
agradecidos estómagos
y hasta algún gay maricón.
Diversas zorras y guarros
amenizan la sesión,
y entre tanta fauna inquieta
algún pepero cagón
de la facción gallardona
ojea la caza mayor.
A una señal del togado
comienza la diversión
y tras gentil tiroteo
caen ciervos al por mayor.
La demócrata jauría
se solaza con fruición
mas una sombra de duda
surge tras la confusión:
" ¿do está el juez?"
alguno exclama
con cierta preocupación.
Y es que entre tanto venado
no se distingue a Garzón.
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