La OMS define el estrés como “el conjunto de acciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción”. El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional que nos pone en alerta dispuestos para la acción (lucha o huida).
Son muchos los factores por los que se puede producir el estrés (económicos, familiares, relaciones personales, miedos, ansiedad, inseguridad, etc.) En pequeños episodios puede ser positivo porque nos ayuda a evitar el peligro o a solucionar una situación límite. Pero cuando la situación de estrés es muy duradera o se da con mucha frecuencia puede producir diversos trastornos en el organismo, la enfermedad o incluso la muerte.
El estrés, según su intensidad y duración, nos puede afectar de dos maneras: la primera es que disminuye o bloquea la actividad digestiva con lo cual se frena el mantenimiento y crecimiento de las distintas células del cuerpo, provocando la debilidad, enfermedad o muerte de muchas de ellas; la segunda es que disminuye o bloquea el sistema inmunitario, con lo cual todo el cuerpo se queda desprotegido, dejando el camino libre a los microorganismos y toxinas nocivas que afectan negativamente a la salud; los parásitos, bacterias, virus, microorganismos en general, internos o externos, que normalmente están arraya con un sistema inmune activo, al estar bloqueado, nos dañan el organismo.
Tenemos que ser conscientes de que los miedos, la ansiedad, el nerviosismo y todos los estados estresantes, afectan negativamente a nuestra salud, por lo cual debemos hacer todo lo posible por evitarlos, disminuirlos o controlarlos de la mejor manera que sepamos o podamos: haciendo respiraciones profundas, ejercicios de relajación, no tomando excitantes, procurando ver los problemas y situaciones complejas de la forma más positiva posible, hacer ejercicio físico, buscar las causas de esa situación estresante, serenarse y hacer los cambios necesarios para reducir o evitarlas, etc.
Una alimentación equilibrada, el ejercicio físico y mental, el control de las situaciones estresantes y el descanso, son fundamentales para la salud y una buena calidad de vida, y están a nuestro alcance para poderlas realizar y controlar nosotros mismos. Por tanto estamos obligados a tomar las riendas de nuestra propia salud en todos los sentidos, pues la salud es particularmente nuestra y por esta razón somos los máximos responsables de ella,
La OMS define el estrés como “el conjunto de acciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción”. El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional que nos pone en alerta dispuestos para la acción (lucha o huida).
Son muchos los factores por los que se puede producir el estrés (económicos, familiares, relaciones personales, miedos, ansiedad, inseguridad, etc.) En pequeños episodios puede ser positivo porque nos ayuda a evitar el peligro o a solucionar una situación límite. Pero cuando la situación de estrés es muy duradera o se da con mucha frecuencia puede producir diversos trastornos en el organismo, la enfermedad o incluso la muerte.
El estrés, según su intensidad y duración, nos puede afectar de dos maneras: la primera es que disminuye o bloquea la actividad digestiva con lo cual se frena el mantenimiento y crecimiento de las distintas células del cuerpo, provocando la debilidad, enfermedad o muerte de muchas de ellas; la segunda es que disminuye o bloquea el sistema inmunitario, con lo cual todo el cuerpo se queda desprotegido, dejando el camino libre a los microorganismos y toxinas nocivas que afectan negativamente a la salud; los parásitos, bacterias, virus, microorganismos en general, internos o externos, que normalmente están arraya con un sistema inmune activo, al estar bloqueado, nos dañan el organismo.
Tenemos que ser conscientes de que los miedos, la ansiedad, el nerviosismo y todos los estados estresantes, afectan negativamente a nuestra salud, por lo cual debemos hacer todo lo posible por evitarlos, disminuirlos o controlarlos de la mejor manera que sepamos o podamos: haciendo respiraciones profundas, ejercicios de relajación, no tomando excitantes, procurando ver los problemas y situaciones complejas de la forma más positiva posible, hacer ejercicio físico, buscar las causas de esa situación estresante, serenarse y hacer los cambios necesarios para reducir o evitarlas, etc.
Una alimentación equilibrada, el ejercicio físico y mental, el control de las situaciones estresantes y el descanso, son fundamentales para la salud y una buena calidad de vida, y están a nuestro alcance para poderlas realizar y controlar nosotros mismos. Por tanto estamos obligados a tomar las riendas de nuestra propia salud en todos los sentidos, pues la salud es particularmente nuestra y por esta razón somos los máximos responsables de ella.
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