Decía ayer Gabriel Rufián que el Rey es un heredero del
franquismo. Claro como también lo son los partidos políticos incluidos los
catalanes y vascos. Todos negociaron, consensuaron (repartieron) los poderes y
privilegios de la representación del Estado. Para el Rey la jefatura del Estado
con inmunidad incluida, pero sin poder político. Para los partidos políticos el
poder político del Estado, para unos de ámbito nacional y para otros el de las
autonomías, que nos metieron sin ningún tipo de debate ni información de
ninguna clase en la Constitución, como el tema de las nacionalidades en su
artículo 2 junto con la indisoluble unidad Nacional en el mismo artículo, una
incongruencia que solo sirve para crear confusión y disputas entre
nacionalistas y no nacionalistas, simplemente para complacer a los
nacionalismos y de paso aumentar su poder y privilegios en el Estado, con sus
respectivos aforamientos para todos ellos. Por tanto, todos son herederos del
franquismo del que tanto critican algunos, será porque se ven reflejados en el
mismo. Franco tenía la Jefatura del Estado y el poder político, ahora la
jefatura del Estado la tiene el Rey y el poder político se lo repartieron los
partidos políticos. Antes un solo dictador, ahora varios. Por tanto, seguimos
sin tener democracia. El Rey, no este que tenemos ahora si no su padre, negocio
su status quo y el de su familia en la Constitución, y los políticos el suyo y
el de los partidos políticos que representan, por supuesto sin tener en cuenta
para nada al pueblo. Para eso sirven los diálogos, las negociaciones, los
consensos, entre los jerarcas de los partidos políticos, que nos venden como
algo bueno, cuando en realidad es un reparto del poder y funciones del Estado.
Estado que controlan los partidos políticos con sus jerarcas al frente que
hacen de dictadores, independientemente del pueblo que no cuenta para nada. Y
este es el caso en el que estamos ahora con la formación del nuevo Gobierno y
el apoyo de los nacionalistas separatistas que quieren romper España cosa
inédita en un país democrático.
El problema que tienen los jerarcas de los partidos y sus
correspondientes partidos políticos es que ahora no tenemos dinero como
teníamos en los años de la transición y en los años 80/90. Entonces teníamos
más industria, ahorro y menos paro, la mayor parte de las empresas del IBEX
eran del Estado, ayudas de la UE, entonces CEE. La deuda exterior que teníamos
era insignificante con la que ahora tenemos 1.200.000 millones de euros más del
100% del PIB. El pueblo esta confundido, desengañado, de ahí la proliferación
de nuevos partidos que harán cada vez más difícil la gobernabilidad de España,
a menos que el pueblo tenga conciencia política y se dé cuenta que la política
no es solo de la clase política sino también de la sociedad civil, las
autonomías cada vez con más gastos y corrupción por otro lado la proliferación
de los nacionalismos separatistas, creando antagonismos y diferencias entre los
españoles que antes no teníamos y que todavía no sabemos hasta donde llegara.
Todo esto nos lleva a una incertidumbre política, económica y estructural de
España que pagaremos como siempre la mayor parte de los ciudadanos, aunque
siempre habrá enchufados, asesores, chiringuitos de todo tipo y empresas
fantasma para justificar subvenciones. Esto ocurre por una mala gobernabilidad
y sin duda, por la falta de democracia. Democracia que por unas causas u otras
nunca hemos tenido y así nos va.
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