Cuando ya era absolutamente evidente
que lo del master de Cifuentes había sido un fraude académico en toda regla,
con indicios de delito por falsedad de documento público, y que en la URJC le
habían regalado el título sencillamente “por ser vos quien sois”, ella
mantuvo la absurda estrategia de esa alocada huida hacia adelante, mintiendo
una y otra vez y hasta contradiciéndose con sus propias mentiras, en
lugar de optar por alguna salida, si no muy airosa, sí por lo menos,
decente, como aceptar la cruda realidad, pedir disculpas y anunciar que renunciaba
a ese título. Probablemente, de haber hecho eso al principio, habría salvado el
cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid, en el que le quedan dos
telediarios.
Ese fue el error catastrófico que
cometió ella, pero quienes acabaron de rematar la faena fueron sus compañeros
de partido y los voceros mediáticos de la derecha, quienes, en un intento
desesperado por defender lo indefendible, optaron por el “y tú más”, pero
poniendo el ventilador equivocado y aireando casos de currícula inflados
y títulos bajo sospecha de políticos de la oposición.
Ya dije (no recuerdo si aquí, pero
desde luego sí en algún otro foro), que esa táctica de “contraataque” me
parecía darse un tiro en el pie por parte del PP, por no decir un verdadero
suicidio, porque esa práctica de engordar los currícula con títulos y
"meritos" inexistentes, como mínimo falta de ética y que a mí me
parece bochornosa y que denota la ínfima calidad de los políticos que tenemos
en este país, está desgraciadamente extendida y no es patrimonio de los políticos
de izquierda; antes al contrario, por alguna razón, parece que la derecha está
algo más afectada por la “titulitis” que la izquierda, por lo que ya anuncié
que estaba convencido de que esa táctica del contraataque iba a volverse contra
ellos.
Y el efecto boomerang está
siendo más serio de lo esperado, porque no solo están saliendo casos
verdaderamente patéticos de currícula de políticos del PP inflados de forma
casi humorística, con tres o cuatro titulaciones en una ficha personal en el
Congreso o en los parlamentos regionales que luego desaparecen por arte
de magia (como el caso de Tomás Burgos, Secretario de Estado de la Seguridad
Social), sino que, al abrirse la veda, están saliendo a la luz asuntos más
graves, en los que ya aparecen titulaciones y certificados académicos
“existentes”, pero presuntamente falsos o fraudulentos, con inquietantes
similitudes con el caso de Cifuentes, como el de Pablo Casado, Vicesecretario
General de Comunicación del PP, cuyo master, similar al de Cifuentes, lo obtuvo
del mismo Javier Álvarez Conde, habiéndosele convalidado “irregularmente” 18 de
las 22 y habiendo aprobado las 4 restantes, con sobresaliente, sin ir a
clase, sin examinarse y sin conocer a los profesores ni hablar con ellos
siquiera.
Ya digo; un tiro en el pie y bien
fuerte.
Ya veremos a dónde nos lleva todo
esto.
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