Buenas tardes, Felipe y todos. Agradecerte en primer lugar
las explicaciones por tu parte, Felipe, que no eran necesarias por otro lado,
porque quiero aclarar que no pensaba precisa ni especialmente en ti cuando
hablaba de exageración cuasi histérica, sino que evidentemente me refería a
"la que se había montado", con el ruido mediático y declaraciones
públicas de tantos y tantas por medio.
Dentro de esas explicaciones, no en éste sino en tu anterior
correo, confesar que me ha sorprendido el siniestro historial del tal (parece
que no tan "pío") Moa. No lo conocía, claro, nada menos que un
terrorista grapo y atracador venido a menos. Lo de los martillazos, la
Wikipedia dice que "siempre lo ha negado", pero vaya Vd. a saber, es
muy evidente que, si no es demostrable, no lo iba él a reconocer.
Dicho lo anterior, espero que se me entienda bien y nadie se
escandalice si digo que tengo que mantener punto por punto lo que decía en mi
correo (groserías humorísticas excluidas, por más a cuento que vengan con el
contexto) sobre el fondo de la cuestión. Y lo hago, desde el mayor respeto a tu
percepción, que nos explicas, sobre el problema de los transexuales, por varias
razones:
•Con independencia del historial anterior y de la calidad (o
la calaña, si lo prefieres) del por algunos denostado Sr. Moa, creo que
objetividad obliga siempre, y que los prejuicios y los postjuicios hay que
dejarlos siempre aparte: para juzgar hay que ponerse orejeras, olvidarse de lo
anterior o lo futuro y ceñirse estrictamente al asunto y a los datos que se
juzgan. Y es objetivamente cierto, a mi modo de ver, que el artículo que yo
envié del supuesto exterrorista es bastante ponderado en su exposición y para
nada exagerado (más allá de su provocativa alusión directa, como estratagema de
marketing, a las partes íntimas de las dos rectoras de los destinos
madrileños), razonando en unos términos yo creo que difícilmente refutables
cuál es su postura y su visión del asunto. Visión suya aquí, ahora y sobre esto
y nada más que esto.
•Parece muy evidente que la reacción social ha sido muy en
exceso "amplificada" (que no "amplia", sin ser tampoco
escasa) por algo como un autobús que dice algo que, para la absolutamente
inmensa mayoría de los mortales (quizá debería decir "...los mortales,
excepción hecha de una parte de los mortales españoles", no lo sé) es una
evidencia insoslayable: los niños tienen pene y las niñas tienen otra cosa
distinta. Sin ir más lejos, yo me acuerdo de la película "Poli de guardería",
del Schwarzenegger, donde un niño decía un par de veces exactamente eso mismo y
nadie se rasgó las vestiduras, la peli dio la vuelta al mundo y todos nos
reímos bastante con ella
•Conste que me parece muy respetable y hasta comparto tu
comprensión y tu defensa de las "personas peculiares" que decías tú.
Pero me parece sinceramente que no es para tanto: que ni hay tantos casos como para armar la que se arma a
cuenta de ello, ni para los ríos de tinta que se hacen correr al respecto ni
para los MUCHOS INTERESES económicos que giran alrededor, que también; porque
ni siquiera los acosos o maltratos a que aludes tienen que deberse
necesariamente a eso (hay, SEGURO, muchísimos más casos de abusos, acoso y
maltrato hacia niños "normales", aunque sólo sea por razones numéricas).
Y me atrevo a asegurar que, si no fuera precisamente como reacción a esos
"nuevos dogmas", la gran mayoría de la gente de este siglo XXI (otra
cosa sería en la Edad Media e incluso Moderna) simplemente "pasaría"
y "aceptaría como normal lo que a
nivel de calle es simplemente normal", que diría Suárez. La realidad casi
nunca hace falta imponerla: se impone ella sola.
•No puedo sin embargo compartir, al menos no puedo
preventivamente, tu inquisitorial y casi apocalíptica presentación y
denigración de la plataforma Hazte Oír. Y no puedo, o no quiero, no porque la
conozca ni defienda (de ahí lo de "preventivamente"), sino porque
tengo sospechas fundadas de que te puede un poco la pasión (una virtud que hay
que intentar domar para que lo siga siendo) y la animadversión por una entidad
que, como decían siempre en mi pueblo, "no ha matado ni ha robado a
nadie". No sé si es tan "secta" como tú dices que a ti te parece
(pero está legalmente constituida y reconocida, algo que no se hace con las
sectas), no sé si es tan "ultra", como nos la presentas, pero no
parece que estén todos los días haciendo manifestaciones, ni concentraciones en
la plaza de Oriente ni en la Puerta del Sol, ni atentados contra los que
discrepan de ellos, ni propaganda ni proselitismos como sí hacen otras
entidades no "sectas" pero sí "sectarias", como sería el
"lobby gay", ahora colectivo LGBT, por citar sólo un ejemplo en este
contexto, Eso sí, parece ser que se declara "católica", lo cual para
algunos o muchos es "provocativo" en los tiempos que corren.
•De las pocas referencias que yo tengo de esa asociación,
organización, club, plataforma o "lo que sea" sé que han sido activos
contra el aborto (algo que yo comparto con carácter general y salvo extremos y
muy contados casos, porque me parece inmoral y me horroriza literalmente que se
consienta desde los poderes públicos matar a los bebés impunemente por razones
que sospecho tienen mucho más que ver (cuantitativamente al menos) con el
inmundo negocio montado sobre ello que con las razones que se arguyen para
justificarlo). Y ahora, otra referencia, ésta de lo que tiene o deja de tener
el animal humano macho y el animal humano hembra entre sus extremidades
inferiores.
•Si Hazte Oír es una organización legalmente reconocida y no
violenta, si cuando expone y manifiesta su visión de tal o cual problema social
lo hace pacíficamente y respetando a los que opinan de manera diferente,
entonces la democracia, el sentido de la tolerancia, el obligado respeto al
discrepante y hasta las más elementales
normas de convivencia, lo que nos dicen es que hay que dejarles que se
manifiesten, con autobús o sin autobús. Sin perjuicio de expresar luego, igual
de civilizadamente, las opiniones o visiones contrarias que se quiera; pero
nunca demonizando ni condenando a la hoguera (aunque sea virtual). En eso
consiste el juego, que tiene unas reglas que deberían ser iguales para todos.
•Yo creo, Felipe, que la izquierda lleva en el pecado la
penitencia: y el primer pecado original aquí es empeñarse en utilizar términos
establecidos y plenamente arraigados en las conciencias y en el imaginario
colectivo para designar "otras" cosas que de la noche a la mañana o
un buen o mal día a alguien, generalmente de la izquierda, le dio por descubrir
o, si lo prefieres, "rescatar" (como por ejemplo el asunto que nos
ocupa de los trans). Quiero decir el empeño en llamar, por ejemplo, matrimonio
a una pareja homosexual, cuando "de toda la vida y para todo el
mundo" matrimonio es lo que es, y en pasar por alto lo fácil que sería
inventar una palabra nueva, que sería una tarea elemental en la muy rica y
flexible lengua castellana. O sea, en lugar de decir que además de niños y
niñas, existen o pueden aparecer personas que no son ni una cosa ni otra y para
las que habría que buscar un nombre, lo que se empeñan es en combatir lo obvio
y por todo el mundo entendido, de que una cosa son los niños y otra las niñas.
Y luego puede haber niñes, niñis y hasta niñus, y no pasa nada. ¿Verdad que es
fácil?.
•Pero no: hay que robar el nombre, usurpar, robar la
patente, okupar el concepto .... y en definitiva meter el dedo en el ojo ajeno,
y hay que deliberadamente provocar la reacción ajena para, acto seguido,
criminalizar y señalar con el dedo al facha e incorrecto político que se rebele
contra la provocación o niegue la mayor en los nuevos dogmas que se trata de
imponer por sus inventores. Y eso no es casual, sino buscado, no es
involuntario, sino deliberado, no es por despiste, sino por afán provocador. Y
por eso empezaba el párrafo anterior hablando de pecado. Porque
"pecado" (y no en sentido eclesiástico) contra la convivencia y la
buena armonía social es provocar, innecesaria y deliberadamente, reacciones con
estas cosas.
• Termino, Felipe, ya me he pasado hace un rato:
entendiendo, alabando y hasta aplaudiendo (hasta un cierto límite que creo
sinceramente sobrepasas) tu afán por defender a los "singulares",
acosados, oprimidos y débiles en general, creo no obstante y sin que esté
reñido con lo anterior, que el vivir y dejar vivir, sin exagerar nunca la
reacción (salvo en situaciones límite, que no son el caso) es una filosofía o
una actitud ante la vida absolutamente básica que deseablemente deberíamos
practicar todos, especialmente cuando lo que sobra en la calle y en el ambiente
es crispación y estrés: "mantener la cabeza tranquila cuando a tu lado
todo es cabeza perdida", decía Kipling. Ahí no puedo comprarte tus
argumentos, discúlpame. Porque, con todos mis respetos, tú no eres quién para
decidir quién es ultra, ni miserable, ni casi ninguno de los epítetos con los
que te has despachado contra los del autobús.
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