Como dice un anuncio en inglés por ahí, "Impossible is
nothing". Me viene a la memoria una anécdota de Roosevelt, que muy
cabreado con los japoneses por lo de Pearl Harbour quiso lanzar una operación
aérea de castigo. En su silla de ruedas, paralítico de las piernas, presidía un
consejo para estudiarlo. Los generales le dijeron que era imposible, porque no
tenían base suficientemente cerca para que los aviones pudieran alcanzar el
objetivo sin caerse al agua ya de vuelta por falta de combustible. Roosevelt se
apoyó sobre sus manos en la mesa e intentó ponerse de pie sobre sus piernas
muertas, rechazó y fulminó con la mirada a los que hicieron ademán de ayudarle
y, cuando consiguió estar de pie, clavó en los generales la mirada y les lanzó
esta frase: ""¡Jamás vuelvan a decirme que no puede hacerse!!".
Y se hizo, claro que se hizo; y con éxito.
En este caso, no creo que haya que recurrir a la épica.
Claro que no es fácil con estos mezquinos politicastros nuestros, como
"imposible" es que formen gobierno, sin ir más lejos. Pero habrá
gobierno, antes o después, no lo dudes. También es imposible predecir y evitar
atentados suicidas yihadistas; ¿Y nos vamos a cruzar resignadamente de brazos
esperando a que nos maten a todos?. Habrá que dar pasos, habrá que presionar,
habrá que moverse si los poderes no tiran de la solución en la que creemos.
Lo supuestamente imposible tiene que resolverse con varios
ingredientes adecuadamente combinados y hábilmente cocinados: estoy convencido
de que con el márketing politico que sea necesario la sensatez siempre puede
venderse y todos, o una mayoría, la compramos (¿no hemos"tragado" con
muchas cosas en el tema terrorista, sin ir más lejos?). Y la cuestión es que
VAMOS AL DESASTRE si no se hace nada. ¿Te imaginas a nuestro ilustre gobernante
de turno levantándose una mañana y anunciar de sopetón que a partir de ese
momento y para siempre, corralito sí, pensiones no?.
Hay que pensar soluciones "imaginativas" como se
dice ahora. La transición de sistema tiene que hacerse mediante una
colaboración del Estado con el mundo financiero, negociando con actores
destacados y solventes de éste (una Caixa, un Banco Santander, un BBVA)
acuerdos de largo plazo para que, a cambio de gestionar los fondos actuales de
la caja "a extinguir" (financiando a largo el déficit que los
actuales pensionistas generen a partir del momento de agotamiento de esos
fondos), se queden durante muchos años con la exclusiva de los nuevos "planes
individuales públicos", que se empezarán a generar de inmediato, para lo
que las aportaciones de empresarios y trabajadores a partir del día de inicio
de la transición se dividan en dos partes, una para la caja de los actuales (a
fin de ralentizar su muerte y poder ajustar plazos) y otra para los nuevos
planes individualizados. Y en cuanto a esta parte, ahí habrá que
"torear", como se hizo con la ITP: los trabajadores activos sabrán
que de lo que cotizan, sólo parte va a ir a sus planes individuales nuevos (tanto
más pequeña esa parte cuanto más jóvenes sean), pero a cambio se les tiene que
hacer ver que la alternativa es que TODO lo que aportan vaya, como viene yendo,
para los actuales pensionistas y que ellos sencillamente no vean jamás ni un
céntimo.
Como parte de ese acuerdo negociado Estado-bancos habrá que
incluir los oportunos blindajes de las masas de pensiones (forzando
constitución de reservas de garantía) y en contrapartida el Estado deberá
asumir a su costa y con cargo a impuestos todo, o al menos un mínimo, de los
costes financieros (intereses) de esa financiación de las pensiones a extinguir
tras agotarse la caja.
De modo que no me parece tan imposible, ni mucho menos.
Hasta yo me siento capaz de hacer un excel
contemplando las previsiones de ratios activos/jubilados y de evolución
de salarios, de las fechas de agotamiento del sistema actual, de los años de
supervivencia prevista de la masa de jubilados actuales (y de los de nuevo
acceso por el "sistema antiguo" a corto plazo) y los importes de las
pensiones y su evolución (con algún posible pequeño recorte si es preciso, por
aquello de "perder algo para no perderlo todo"); y a partir de ahí
determinar las necesidades de financiación: cantidad de dinero a inyectar año a
año según flujo de entradas y salidas en caja e intereses a pagar por el
Estado.
En último caso, margen para "ajustar" hay mucho si
pensamos, insisto, en que la alternativa es la pura y simple quiebra 8en el
plazo algo menor o algo mayor, según lo que los políticos mareen la perdiz) del
sistema que tenemos.