Dice una Ley de Murphy que “los pares de calcetines siempre
van de dos en dos antes de entrar a la lavadora y de uno en uno al salir de
ella”. ¿Por qué?
Se trata de uno de los grandes misterios de nuestra vida
cotidiana y no son pocos los científicos que han tratado de desentrañarlo. En
nuestro cajón se acumulan decenas de calcetines desparejados que esperan que
vuelva su compañero. Pero “Artengo 1” nunca volvió para rescatar a “Artengo 2”,
y “Puma 2” tuvo que conformarse con “Sport 1”, porque eran los suficientemente
parecidos para que nadie notara nada.
Decía el físico ingeniero aeroespacial Edward Aloysius
Murphy, en una frase que pasó a la posteridad, que “si algo puede salir mal,
saldrá mal”. El enunciado dio pie a un puñado de leyes como aquella que asegura
que “la tostada siempre cae en el lado de la mantequilla” y la que hoy nos
ocupa: “los pares de calcetines siempre van de dos en dos antes de entrar a la
lavadora y de uno en uno al salir de ella”.
Puede parecer una chorrada, pero cualquiera que se haya
ocupado mínimamente de las tareas del hogar sabe que no es así. Según una
encuesta elaborada por Samsung, en Reino Unido desaparecen 84 millones de
calcetines al año, lo que supone una pérdida económica de 2.000 millones de
libras. Nadie ha hecho un estudio semejante en España, pero es de suponer que
los resultados no serían muy distintos: el desparejamiento de calcetines es un
fenómeno universal.
Según la encuesta, elaborada entre 2.000 adultos, la mayoría
de los calcetines se pierden tras caerse del tendedero o acabar detrás de
radiadores o muebles. Pero ¿por qué siempre desaparecen los miembros de
distintas parejas?.
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