Hay países con regímenes políticos democráticos, como el más
poderoso del mundo y referente para tantas cosas (magníficas, buenas,
regulares, males y nefastas), es decir, los Estados Unidos de Norteamérica, en
los que la independencia entre el poder legislativo y el ejecutivo es total.
Para empezar EE.UU. es una república federal (¡Josú, qué
miedo!). Al presidente de la república, que a la vez es el jefe del ejecutivo,
lo eligen los ciudadanos por votación directa cada cuatro años, y el Congreso
se constituye por elecciones legislativas en las que cada circunscripción
electoral nombra sus representantes y además con su propio calendario, por lo
que no hay períodos electorales fijos, sino que las mayorías y minorías de la
cámara pueden ir modificándose cada pocos meses y hasta semanas. Por otro lado,
la disciplina de voto de partido, en EE.UU., como es sabido, brilla por su
ausencia.
En mi querida España, esta España mía, esta España nuestra,
los ciudadanos no eligen a su presidente (me refiero al ejecutivo) de manera
directa e independiente de la elección de sus legisladores en los comicios
generales al Congreso de los Diputados, sino que al presidente del gobierno lo
nombra el Congreso por mayoría de votos de los diputados. Resumiendo, que al
cabeza del poder ejecutivo lo designa el poder legislativo
Y aquí hago un paréntesis con una reflexión personal, no
nueva, sino de hace muchísimos años: en España, la independencia del poder
ejecutivo frente al legislativo es, con los debidos respetos, una mierda pinchá
en un palo. Si a eso añadimos la férrea disciplina de voto de los diputados,
conforme a la cual cualquier proyecto de ley llevado a la cámara por el
gobierno de turno es votada a favor por todos, absolutamente todos los
diputados de su partido, aunque les repugne, entonces, la pretendida
independencia de poderes, además de ser una mierda, es especialmente hedionda y
maloliente. Cierro el paréntesis.
Por lo indicado en los tres primeros párrafos, no salgo de
mi asombro al escuchar, reiteradamente eso de que "Rajoy ha ganado las
elecciones".
Vamos a ver: Rajoy no ha ganado ningunas elecciones. Rajoy
es -era- la persona que encabezaba la lista de candidatos a diputados por el PP
en una circunscripción electoral (Madrid) para las elecciones legislativas, y
su partido, el PP, ha sido el más votado en esas elecciones legislativas, pero
no ha querido el destino (quiero decir, los ciudadanos) que obtenga ese partido
la mayoría absoluta del Congreso, por lo que no tiene ningún derecho divino a
ser él el presidente del gobierno, y no lo será si no consigue apoyos
suficientes como para obtener una mayoría de votos a favor en el Congreso para
su investidura. Y lamentablemente para él, me parece que se ha encargado,
durante 4 años, gobernando contra todos, de hacer méritos sobrados, primero
para que tres millones y medio de ciudadanos le retiren a su partido el apoyo
en las urnas y segundo para no obtener esos apoyos por parte de los demás
formaciones políticas.
Y si otro candidato de otro partido a la presidencia del
gobierno consigue esa mayoría de votos, recurriendo o no al "todo
vale", siempre que ese "todo" sea legítimo y democrático, pues,
ya pueden seguir algunos con las descalificaciones, pero lo que hay es lo que
hay. Si nuestro sistema político confiere al Congreso (poder legislativo) la
investidura, por mayoría de votos, de quien encabeza del poder ejecutivo, hay
aceptarlo, para bien o para mal, de modo que
"ajo y agua".
Y al que le pique, que se rasque, al que le dé ardor de
estómago, que tome bicarbonato y al que se ponga de los nervios, que recurra a
la tila, la valeriana o el Orfidal.
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