Nadie
debería olvidar la curiosa lección de historia que envuelve a la fundación
(oficiosa, pero real) de la Policía Municipal de Barcelona, la primera guardia
municipal de España.
No porque
sea de Barcelona, ni porque sea municipal.
Lo que
resulta aleccionador del caso es la intención con la que este cuerpo policial
fue fundado, por quién y con qué objetivos. Algo que invita a la reflexión…
Pongámonos
en situación.
Barcelona
1850
Nos
encontramos en la Barcelona de mediados del siglo XIX. Una ciudad industrial,
repleta de luchas y tensiones sociales entre las clases privilegiadas y las
clases populares.
Es en este
contexto conflictivo, que el Gobierno Civil de la época decide montar un primer
ensayo de brigada policial que controle la ciudad, con el subterfugio de velar
por el orden público.
Y para
formar ese cuerpo policial, el Gobierno Civil decide…reclutar a un grupo de
delincuentes.
Al fin y al
cabo ¿hay alguien que conozca mejor la delincuencia que un delincuente?
Como
cabecilla del cuerpo, se reclutó a un tal Geroni Tarrés, un reconocido
criminal, que a su vez, se encargó de reclutar a 30 amigos suyos, con los
cuales había coincidido en diferentes presidios.
Con tales
mimbres, se formó el primer cuerpo de Policía Municipal de la ciudad.
Ese cuerpo
recibía el nombre de “Ronda de Vigilancia”, aunque la población de Barcelona lo
conocía como la “Ronda d’en Tarrés”.
Como es de
imaginar, ese grupo de delincuentes con poderes policiales, aprovechó los
privilegios de su posición para liderar y controlar todas las actividades
delictivas de Barcelona, al más puro estilo mafioso, centrándose especialmente
en los negocios más lucrativos, como por ejemplo, la gestión de los
prostíbulos, el monopolio del juego y otras actividades ilícitas.
A pesar de
lo que pueda parecer, esta organización delictiva estaba directamente
subordinada al Gobierno Civil, que evidentemente, hacía la vista gorda tanto
como podía ante tales actividades.
¿Y por qué
razón?
Bien, pues
porque básicamente, esa brigada policial había sido creada con el único
objetivo de controlar y eliminar a los muchos revolucionarios que en
aquella época poblaban las calles de Barcelona y que se enfrentaban a las clases
dirigentes.
Dicho en
otras palabras: en su origen, la proto policía municipal de Barcelona era un
cuerpo de matones al orden de las castas gobernantes, cuya única función era
reprimir al pueblo y erradicar a los revolucionarios.
Curioso y
significativo, ¿no?
Uno de los
sucesos más destacados relacionado con las actividades de este “cuerpo
policial”, es el asesinato del periodista Francesc de Paula Coello.
Coello era
colaborador de Abdó Terrades, uno de los grandes revolucionarios de la época y
en aquellos momentos, exiliado a la fuerza.
Abdó
Terrades
Francesc de
Paula Coello era joven, tenía carisma y buena oratoria y por lo tanto era un
líder revolucionario en potencia, con un gran e incómodo futuro para las castas
gobernantes de la ciudad.
Fue por esta
razón que decidieron eliminarlo.
Por órdenes
directas de uno de los hombres fuertes del Gobierno Civil, Serra i Monclús, el
cuerpo de esbirros de Tarrés recibió el encargo de acabar con la vida de Coello
de forma discreta y sin levantar sospechas.
El plan era
matarlo la noche de San Juan, en plena festividad, simulando una pelea de
borrachos, con el fin de evitar el escándalo y esquivar el peligro de una
posible revuelta popular.
Pero los
esbirros de Tarrés no actuaron con la discreción necesaria y la población de
Barcelona averiguó que el asesinato de Coello había sido obra de la Brigada
Policial de Tarrés.
Con el paso
de los meses, la indignación popular causada por el asesinato de Francesc de
Paula Coello, así como la provocada por los constantes abusos del cuerpo
policial fue creciendo, hasta que culminó en 1854, dos años después, cuando
estalló una revuelta popular en Barcelona, en la que los agentes de policía que
aún permanecían en la ciudad, fueron asesinados en plena calle por la propia
población.
Una curiosa
lección de historia en todos los aspectos…
Evidentemente
se trataba de otra época…hechos como los narrados arriba ya no pueden suceder
hoy en día: la policía ya no actúa como un grupo de esbirros al servicio de los
más poderosos, ni jamás ningún cuerpo policial actual se vería envuelto en ningún
caso de corrupción o delincuencia organizada…
Pero a pesar
de la lejanía de los hechos, es bueno conocer los orígenes de las cosas…
Y aunque la
Guardia Urbana de Barcelona niega que éste sea su auténtico origen, no obviemos
que todo lo expuesto surge de las investigaciones del periodista, licenciado en
derecho y reputado divulgador histórico barcelonés Enric Calpena,
investigaciones que son recogidas en su recién presentado libro “Memories de
sang” (Memorias de sangre), de Ediciones B.
Y es que la
historia, a veces, nos puede invitar a pensar…
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