Empezamos 2014 con la
promesa de nuestros políticos (insistente y repetitiva) de que ahora va a
mejorar nuestra economía y que va a bajar el enorme nivel de desempleo.
¿Alguien se cree esta
promesa?
¿Alguien tiene fe en
este
sistema? Yo creo que
nadie, pero la actitud de la ciudadanía pese a las continuas manifestaciones no
basta para demostrar nuestro cada vez
más grande descontento.
De alguna manera, tenemos que movernos, romper con ese sentimiento de pasividad
que a veces nos atenaza.
Buen ejemplo ha sido el
de la población ucraniana, que ya demuestra estar harta de la corrupción, de la
pobreza, del desempleo y de la burocracia, que son las cuatro bestias que desangran
al ser humano, especialmente, cuando son dirigidas por unos políticos
incompetentes.
¿Y cómo estamos aquí? La
sensación de frustración entre la gente harta se está haciendo cada vez más
grande.
Siempre es mejor darse
cuenta de que las cosas no van bien antes de que se rompan o, peor aún, antes
de que estallen, como está sucediendo estos días en las calles de Kiev.
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