El otro día estaba realizando unas compras en un gran área, de la cual excluyo el nombre para no hacerle publicidad gratis, cuando al pasar por la sección de pescadería vi algo que dejó asombrado, en una estantería estaba colocado el BACALAO, cual no fue mi sorpresa al mirar y ver este producto, metido en unas cajas de plástico duro con una alarma instalada como las que suele llevar la ropa.
Está claro que si le han puesto estas alarmas es porque lo roban, normal ya que al precio que está no me extraña, creo que pronto tendremos que llamarle el oro salado por su alto precio de venta, es prohibitivo para un bolsillo con un poder adquisitivo normalito.
Al ver esto me vino a la memoria mi niñez, recordé cuantas veces a mi padre, cuando se marchaba a trabajar al campo, mi madre la merienda que le echaba era precisamente bacalao, en aquellos tiempos era la comida de los pobres. El pollo en cambio solo lo comían los ricos y puntualmente en alguna fiesta muy importante los pobres.
Ahora cosas de la vida se ha invertido el consumo el bacalao es para ricos, sin embargo el pollo es el alimento del pueblo llano, así es la vida. Hoy hasta un arenque, si te quieres dar un caprichito y te compras uno por aquello de quitarte un poco la nostalgia prepara 80 céntimos , 100 pesetas del ala, si nuestros padres levantaran la cabeza se volvían a morir al ver los precios a los que estamos llegando.
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