La oleada de pateras asfixia a Policía y Guardia Civil: «Todos
los días es así. No paran de llegar»
Las Fuerzas de Seguridad exigen más personal y medios para
afrontar una crisis migratoria que no da tregua
Es como un dolor en el pecho, no demasiado molesto al
principio, al que no se le presta atención cuando aparece. «No es nada», se
suele decir. «Es normal, ha estado siempre ahí». Pero un día, esa leve
molestia, asfixia e impide respirar bien. Al día siguiente la cosa no mejora.
Al tercero tampoco, ni al cuarto... y cada vez más fuerte. Algo así ocurre
estos días, sirva el ejemplo, en el litoral gaditano, una zona acostumbrada a
recibir inmigrantes pero que ahora está desbordada al haberse recrudecido un problema
que siempre ha estado ahí. Municipios como Algeciras, Barbate o Tarifa no
pueden recibir más náufragos, pero todos los días llegan más. Y como mínimo son
250. El ritmo no afloja y la situación también afecta a la Policía Nacional y
Guardia Civil igualmente ahogadas por la crisis migratoria.
«Todos los días es así. No paran de llegar», comenta resignado
un agente de la Benemérita nada más bajarse del todoterreno en el puerto de
Tarifa. Un barco de Salvamento Marítimo trae más de 130 inmigrantes y alguien
tiene que custodiarlos. Cinco patrullas componen el destacamento y, como
reconocen los agentes, «si están allí, no pueden estar en otro sitio». Es
normal que la prioridad esté en el mar, admiten desde la Benemérita, donde sin
embargo no comprenden cómo no han recibido más medios -tanto humanos como
materiales- en un momento en el que la plantilla habitual, mermada por las
vacaciones, está inmersa en una batalla extraordinaria.
«Falta personal»
«Si se avista una patera, el servicio humanitario es prioritario,
pero falta personal. Si antes ya era difícil montar dos patrullas por
demarcación, ahora es casi imposible», lamentan fuentes de la Guardia Civil,
las mismas que reconocen que la seguridad ciudadana no reciba la misma atención
que otros años por la falta de medios. Según los cálculos de los sindicatos del
Instituto Armado es primordial la incorporación, sólo en la comandancia de
Algeciras -la más atareada por la oleada de pateras- de otros 300 efectivos.
En las comisarías de Policía del Campo de Gibraltar las cosas
tampoco están mucho mejor. El personal no es suficiente, especialmente en las
unidades de Extranjería, que estos días únicamente pueden dedicarse a reseñar a
los cientos de migrantes que llegan a diario. Las labores rutinarias en la materia
quedan relegados a un segundo plano. Los calabozos también están repletos, pero
no de presos, sino de sin papeles que no tienen otro sitio donde pasar la noche
debido a que los centros de internamiento de extranjeros y los pabellones
municipales habilitados como lugares asistenciales están sobrepasados.
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