Un estudio de La Caixa de 2011 –cuando el porcentaje de
habitantes de España nacidos en el extranjero ya había superado el 10%– reveló
que los inmigrantes aportan a la
economía más de lo que reciben.
"Los argumentos de sobreutilización y abuso del sistema
de protección social por parte de la población están injustificados. Los
inmigrantes reciben menos del Estado de lo que aportan a la Hacienda
pública", sentencian los autores del estudio, elaborado por Francisco
Javier Moreno, del Instituto de Políticas Públicas del CSIC, y por María
Bruquetas, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Ámsterdam. Una
balanza que parece que se ha mantenido incluso en los peores momentos de la
crisis. Los autores no cuantifican ese balance, pero subrayan que los
extranjeros inyectan a las cuentas públicas "dos o tres veces más" de
lo que cuestan".
La edad media de los inmigrantes es muy inferior a la de la
población local. El gasto que suponen en pensiones –la mayor partida de gasto
de los presupuestos del Estado– es obviamente reducido en términos relativos, y
seguirá siéndolo durante al menos dos décadas.
No hay que olvidar que el envejecimiento de la población
nacida en España es la principal causa del incremento del gasto por persona en
nuestra sociedad del bienestar.
Desgraciadamente, sin mirar cifras, algunos dirigentes
políticos describen la inmigración en términos negativos o incluso
catastróficos. Y eso es lo que está ocurriendo en estos momentos en Europa.
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