"Nunca dejes que la realidad te estropee un buen titular". Es un viejo dicho periodístico, una forma cínica de recordarnos que las noticias se basan en hechos de los que somos testigos o que obtenemos a través de fuentes ¿solventes?
Un ejemplo lo encontramos en la noticia científica de la semana, la observación en la atmósfera de Venus de fosfina. Bueno, el nombre para nuestros alumnos de 1º de bachillerato sería trihidruro de fósforo (PH3).
¿Esto significa que hay vida en Venus? A primera vista, esta idea es una locura. Con una temperatura constante, noche y día, de unos 470 ºC, nubes de ácido sulfúrico y una presión atmosférica superficial de 90 atmósferas de presión, Venus es un infierno. Sin embargo, a 55 kilómetros de altura, justo sobre la capa de nubes de ácido sulfúrico, las condiciones son muy benignas. Justo en esa zona se han encontrado el biomarcador PH3 en unas cantidades muy pero muy pequeñas: 20 moléculas por cada mil millones de otras moléculas.
Según los autores del artículo, no existe ningún mecanismo (inorgánico) que explique la formación de tanta fosfina en Venus debido a que su atmósfera es muy oxidante, lo que sugieren que es producido por pequeños organismos. Sin embargo, hay una explicación inorgánica olvidada por los autores en su artículo, la descomposición del ácido fosforoso formado a partir de óxido de fósforo.
En lugar de microorganismos venusianos productores de la fosfina que sobreviven en gotas de ácido sulfúrico, con una bioquímica desconocida, la hipótesis más plausible es el mecanismo estándar para su producción "sin necesidad de bichitos" (abiótico). Las gotas de ácido sulfúrico podrían contener ácido fosforoso que precipitan (llueven), calentándose al descender hacia abajo; al alcanzar una temperatura entre 205 y 210 °C el ácido fosforoso (H3PO3) se descompone en ácido fosfórico (H3PO4) y trihidruro de fósforo (PH3), vía la reacción química 4 H3PO3 → 3 H3PO4 + PH3.
Además hay otras pegas que nos la comenta este profesor de bioinformática de la universidad de Málaga en este artículo: Sobre la formación abiótica de fosfano (fosfina) en la atmósfera de Venus
Resumiendo, ¿quiere decir esto que hay vida en Venus? Rotundamente, no. Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Hacen falta muchas más observaciones para confirmar este titular y desechar otros mecanismos abióticos.
Lo dicho, nunca dejes que la realidad te estropee un buen titular. Esto mismo es aplicable a los científicos como a nosotros mismos, cuando buscamos un buen titular contra nuestros ¿enemigos? políticos, ya sabéis los que no piensan como nosotros.
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